Ir al contenido principal

TODO LO QUE MI PERRA ES PARA MÍ



Me encanta tener perro porque soy una ególatra. Porque ser el epicentro de alguien me hace sentir importante. Porque me siento magnánima. Porque es un amor recíproco sin fisuras. Adoro a mi perra porque sé que es una compañera incondicional que nunca me falla a la hora de hacer planes. Da lo mismo que sea temprano que tarde, que haga demasiado frío o demasiado calor. Sé que siempre puedo contar con ella. Me encanta tener perro porque siempre decido yo y está bien. No da lugar a malentendidos ni discusiones. No hace falta dar explicaciones ni entender el por qué de las cosas. 

NANDA
Me encanta tener perro porque me apoya sin dudarlo en cada decisión que tomo. Da igual hasta donde vaya a meter la pata, lo mucho que la haya jodido, o lo bien o mal que lo acabe de hacer. Ella está ahí apoyándome en cada encrucijada que se me plantee en el camino, indiferente a su devenir, dándome todo su apoyo y confianza, porque ella confía en mí. No importa que lo merezca o no. Ella cree en mí a ciegas y solo por eso me hace sentir importante. Me encanta tener perro porque aunque me equivoque nunca pronunciará la frase “te lo dije”.

Adoro a mi perra porque sé que solo con levantarme por las mañanas hago a alguien feliz. Y no es moco de pavo su tarea: compañera incondicional, psicólogo, amigo, terapeuta, entrenador personal, consejero, asesor… Todo ello sin más recompensa que una caricia y un cuenco de comida al día. A veces pienso que la esclavizo, tanta es la necesidad que tengo de ella.

Me encanta tener perro por los tópicos, porque sé que sentirme sola es imposible, porque siempre está ahí, porque la casa es menos grande con ella, porque los vacíos se llenan y los huecos se amueblan. 

Me gusta tener perro por las pequeñas cosas. Para tener una excusa y salir a airearme, para tener con quien compartir el pincho del café, para sentarme a leer el periódico sin discutir. 

Y desde esa forma muda en la que me mira es capaz de disiparme el malhumor, de relativizar el cabreo que me traje de la oficina, de hacerme olvidar esa estupidez que en un momento dado me enerva. A ella no le importa cómo me haya ido el día, igual que para ella no hay días mejores ni peores. Sus horas comienzan a contar desde el momento en el que yo estoy ahí.

Envidio a los perros porque nunca están agobiados, no se aburren, no se cansan.

Me gusta tener perro porque me relaja. 

Necesito tener perro porque me hace feliz. 

Adoro a mi perra porque no tiene todos esos horribles defectos que yo tengo como humana. 

Quiero a mi perra, porque en definitiva ella me hace mejor persona.

Odio tener perro cuando los domingos en invierno a última hora de la tarde y a punto de finalizar el descanso dominical, está diluviando, hace frío y tengo que hacer de tripas corazón, abandonar el sofá, vestirme y bajar a la calle…

En esos momentos querida mía y solo en esos, por un segundo y sin dudarlo, me gustaría que fueses un gato :)






www.amigosdelperro.org



Entradas populares de este blog

Los osos del parque San Francisco: Petra y Perico

La verdad es que esta entrada bien podría haberla titulado cómo hemos cambiado , pero mejor, yo os cuento quiénes eran Petra y Perico, y ya vosotros si eso sacáis vuestras propias conclusiones. Básicamente para todos los que no somos de Oviedo, y probablemente para gran parte de los ovetenses nacidos a partir de 1976, Petra y Perico, son tan solo dos nombres anacrónicos. Connotaciones diferentes tienen para los que rozan la cincuentena, que son quienes conocen a los osos a los que me estoy refiriendo. Para el resto, profanos todos, os cuento: Allá por la mitad del siglo pasado, para ser más precisos en su ecuador, en el año 1950 un cazador en Somiedo mató a una osa. Parece ser que la osa cayó en un lazo y según las crónicas de la época el bestia del cazador, remató al animal palos, que ya hay que ser bárbaro… La matase como lo hiciera, aquella osa tenía dos esbardos , una hembra, que pasó a denominarse Petra y un macho, que durante su corta vida se llamaría Perico. Ambos osezn

VEN A FRAGGLE ROCK

¡Ven a Fraggle Rock a conocer a Sprocket! Nuestro Niño J Seguimos con la serie “parecidos razonables perrunos” y si la semana pasada le recordábamos a los actuales seguidores de Juego de Trono la existencia de nuestros Huargos particulares, Furia y Colmillo, esta queremos apelar a la nostalgia de la generación EGB presentándoos a nuestro Sprocket, el maravilloso Niño. Supongo que a los Millennials tanto EGB como Fraggle Rock os suene tanto a arameo como a la generación de mis padres el nombre de ElRubius o Yellow Mellow… No importa queridos, lo esencial vais a captarlo en un momento, seguid leyendo J . Fraggle Rock, fue una serie infantil protagonizada por muñecos de felpa que nos deleitó a los treintañeros y cuarentones que fuimos niños en los ochenta. Su musiquilla pegadiza y sus vidas despreocupadas, hacen que formen parte de la nostalgia de lo que en España se ha venido a llamar la Generación EGB.   Los Fraggle junto con el Espinete de Barrio Sésamo, forman parte de nuest

PELIGRO: ¡PULGAS!

Siguiendo con el tema pulgas. Hemos planteado la importancia de la prevención para evitar males mayores, pero a veces aún con todo nuestro cuidado tenemos que enfrentarnos a este ejército del averno. Si por desgracia tienes la mala suerte de enfrentarte a una infestación de pulgas en casa, no dudes en leer esta entrada. Por descuido, mala suerte o una broma del destino, he tenido que enfrentarme en dos ocasiones a la infestación por pulgas, y he de decir que pese a su tamaño no son un enemigo pequeño. Las dos ocasiones, creemos que el foco de infección vino de dos rutas por el monte, como un caballo de Troya cualquiera introdujimos al enemigo en casa. Y ¿qué hacer cuando ya están dentro? Lo cierto es que tras probar con múltiples remedios caseros como fregar con vinagre (toda la casa parecía una enorme ensalada) o esencia de lavanda (parecía que vivíamos en un ambientador de coche), lamento comunicaros que ninguno de estos remedios nos funcionó y tuvimos que destinar todos nuest