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TROY RESPONDE: UNA PRUEBA DE AMOR

Hace unos días mi humana salió de casa muy apresurada y volvió con un perro muy grande, muy marrón y muy tranquilo. A mí no me hizo ninguna gracia, eso de que entren en casa perros sin su humano no lo llevo, siempre me da un poco de miedo que vengan a sustituirme. Pero mi humana me riñó por ladrarle y lo llevó a la sala. El visitante se tumbó en el sofá como si estuviera en su casa, y ella le trajo agua y salchichas y un filete de pollo. Menuda piraña, ¡no dejó ni las migas!

Al rato llegó otro humano, uno que conozco porque cuando pasa en su coche azul saluda a mi humana, y a veces se para y también me saluda a mí. Además, va vestido del mismo azul que el coche. Le pasaron por encima al visitante un aparato de esos que pitan cuando te lo acercan al cuello, lo llaman “lector de chips”, y pitó. Los humanos se pusieron muy contentos, y al rato llegó otro humano, que al parecer era el del perro visitante, porque saltó todo emocionado del sofá y se abrazaron y se hicieron mimos.

Este humano explicó que habían salido al campo y el perro se alejó, y al pasar un rato como no volvía empezaron a buscarlo, y llamaron a la policía municipal, y siguieron buscando, y ya habían pasado muchas horas y estaban un poquitín desesperados… Mi humana le contó que a su perro le había visto una vecina vagando con aire de despistado por la calle, y por eso ella fue a buscarlo, por si lo conocía o podía hacer algo.

La suerte fue que el perro tenía chip. Yo también tengo uno, sirve para que, si te pierdes, sepan quien es tu humano y lo puedan avisar para que vaya a recogerte. Si este perro no hubiera tenido su chip no sé qué habría pasado, porque en este municipio no hay nada previsto para los animales perdidos o abandonados, no hay albergue, ni refugio, ni nada, y lo mismo pasa en muchos otros sitios.

Si tienes un perro o un gato, por favor, demuéstrales tu amor poniéndoles microchip y manteniendo sus datos actualizados, sobre todo el número de teléfono.





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