Siempre hay en esto de los perros, como en cualquier cosa en la vida, gente que se va a los extremos: Están los que ponen el grito en el cielo por cualquier pelo que se le ha descolocado a su pobre perro y los que tienen un nivel de pasotismo que te hace plantearte incluso si el animal que lo acompaña es realmente suyo. Hoy voy a hablar de estos últimos. Creo que no miento si digo que todos conocemos a algún dueño de perro que pasa absolutamente de todo. Ojo no confundir al que pasa de todo con los pimpollos en plena edad del pavo a quienes sus padres obligan a sacar al perro para que empiecen asumir responsabilidades. Los adolescentes tienen que ser pasotas, esto es así, no lo digo yo, lo dice una ley natural que los exime de fingir un mínimo de interés en todo aquello que no suponga parte de ellos mismos y sus propias circunstancias. Nada que añadir a esto señoría. La adolescencia es como un catarro, todos lo hemos pillado, unos lo pasamos mejor, otros peor, a unos nos dura más ...
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