Siempre hay en esto de los perros, como en cualquier cosa en la vida, gente que se va a los extremos: Están los que ponen el grito en el cielo por cualquier pelo que se le ha descolocado a su pobre perro y los que tienen un nivel de pasotismo que te hace plantearte incluso si el animal que lo acompaña es realmente suyo. Hoy voy a hablar de estos últimos.
Creo que no miento si digo que todos conocemos a algún dueño de perro que pasa absolutamente de todo. Ojo no confundir al que pasa de todo con los pimpollos en plena edad del pavo a quienes sus padres obligan a sacar al perro para que empiecen asumir responsabilidades.
Los adolescentes tienen que ser pasotas, esto es así, no lo digo yo, lo dice una ley natural que los exime de fingir un mínimo de interés en todo aquello que no suponga parte de ellos mismos y sus propias circunstancias. Nada que añadir a esto señoría. La adolescencia es como un catarro, todos lo hemos pillado, unos lo pasamos mejor, otros peor, a unos nos dura más y a otros menos. Lo importante es que si todo va bien, simplemente con el transcurrir del tiempo desaparece. Dejemos por tanto que los guajes sean pasotas también en los parques de perros. Dejemos a los guajes con su etapa de guajes y pensemos en esos otros dueños que pasan. Los que sí que te dejan loca. Los que ya peinan canas.
Pimpollo con perro de Freepik, no confundir con el pasota añoso. Dejemos a la chavalada actuar como tal. |
El dueño pasota es como digo esa persona con una cachaza que ya la quisieran para sí los bomberos cuando tienen que actuar en una emergencia. Los conocéis fijo. Son esos por cuya culpa, las ordenanzas de tenencia de animales que nos atañen a todos, son cada día más restrictivas.
A mí, que como todo dueño de perro me los cruzo a menudo en los parques y jardines de mi pueblo, me "maravillan". Lo entrecomillo porque cuando asisto a sus proezas a veces no doy crédito, y otras pienso, jo*er, ojalá me tomase yo las cosas con la misma desvergüenza calma chicha.
Los dueños pasotas son los que tienen al perro suelto sin control. Da igual que le esté taladrando el oído a algún traunsente, parando el tráfico en una inesperada carrera, cagando en una acera o masticándole la pierna a un niño.... Da igual hombre, no te apures en retomar el control, si los demás estamos aquí encantados de aguantar a tu perro, los que también tenemos y los que no.
Si el pasota, a veces, más bien a menudo, también es un cara. Es el jeta que deja las aceras abonadas con la mie*da de su perro como para hacer un huerto urbano. Ese al que no se le cae la cara de vergüenza si le llaman la atención, el que discute con la señora que le pide que amarre al perro, el que sigue mirando el móvil mientras su perro mea la fachada de un negocio, cruza de acera o se sube a dos patas en el banco en el que estás tú.
Son los que nos dan mala fama al resto, los que creen que mientras los demás cumplamos la normativa a él no le afecta.
Los pasotas son en definitiva un eufemismo de sinvergüenzas. La confirmación de que en el mundo como en botica, tiene que haber de tó.
No me seáis nunca pasotas. No soportaría tener que criticaros.
¡Nos leemos!
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