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Mostrando entradas de mayo, 2019

EL PELUCHISMO Y LAS TROMPETAS DEL APOCALIPSIS

Hace más de veinte años de la célebre intervención de Arrabal, alertando de la llegada del Milenarismo. Nunca supe a qué hacía referencia el escritor reconvertido en cineasta, aunque siempre me imaginé que lo decía sacudido por el tañido de las trompetas que oía procedentes del fin del mundo. Yo a veces las oigo y por eso de una forma un poco apocalíptica quiero lanzaros esta advertencia: El peluchismo va a acabar con todos nosotros… Aunque ahora parezca más vivo que nunca, el peluchismo no es nuevo. Disney lleva décadas alimentándolo desde sus películas animadas, e incluso antes que él, un tal Morris Michtom reconfiguró sin saberlo las relaciones plantígrado-humanas al crear el primer oso de peluche. El peluchismo actual, es esa tendencia tan de las redes sociales de santificar a los animales. Sirve lo mismo para un león, que para un perro, un hipopótamo o un pollito. Tendemos a humanizar los animales, esto es así, y a veces les asignamos unos comportamientos más “elevados”

SER UNA CASA DE ACOGIDA: LO QUE HE APRENDIDO EN ESTOS DIEZ AÑOS

Capítulo 8: Reflexiones finales En todos estos años he aprendido cosas, pero sobre todo las he desaprendido. Aprendí con Scrappy que hay perros que, como les ocurre a las personas, tras años de golpes se olvidan de lo que son, y no saben comportarse como tales. Aprendí que no todos los perros eran felices y más allá de esta obviedad, que eran conscientes de no serlo. También que como con los puzles, era posible reconstruirlos y que el proceso de restauración era más placentero y satisfactorio que el resultado en sí mismo. Nanda me impartió durante todos estos años clases magistrales acerca del comportamiento canino. Fue ella quien me enseñó que los perros tienen sus propios códigos y lenguaje. Ella la que me hizo ver que la domesticación fue posible porque los perros, se empeñaron en entendernos, pero que nosotros a lo largo de estos últimos milenios, rara vez nos hemos molestado en intentar comprenderlos a ellos. Nanda me explicó que la comunicación tiene que ser bidirecciona

SER UNA CASA DE ACOGIDA: LO QUE HE APRENDIDO EN ESTOS DIEZ AÑOS

Capítulo 7: Buscando el equilibrio Pues sí queridos amigos, hace poco más de un año, mi yo de 2018, acababa de encontrarle un hogar a sus dos queridas cachorras y se encontraba disfrutando de la libertad de pasear a un único perro, cuando haciendo limpieza en casa y en la mente, con la intención de cerrar etapas, decidí subir al albergue algunas de las “propiedades” de las cachorras, que no pensaba volver a utilizar en un largo tiempo. Así que ahí estábamos Javi, Nanda y yo, un sábado de mayo, ingenuos, ignorantes, en definitiva: felices, dirigiéndonos hacia Serín con un maletero lleno de trastos, sin ser conscientes de que el destino, había vuelto a conspirar en nuestra contra. Sí, el karma, se conjura a veces contra nosotros y hace que veamos el pajarraco que cayó del nido, el puñetero gato al que acaban de atropellar, o el anuncio de la camada que necesita una nanny, en el preciso instante, en el que una de las acogidas se acaba de caer. Así, una vez más, con un karma insidio

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Capítulo 6: Haciendo de (naves) nodrizas (again) Hubo un tiempo que ahora me resulta muy lejano, en el que yo misma me creí mis propias mentiras, es decir estaba convencida de haber “renunciado” a los acogimientos caninos y/o felinos tanto cortos como largos. En aquel entonces me limité a acercarme al albergue para socializar perros. Román, Risti o Cuchi, compartieron con nosotros la última época en Pajomal, cuando los días consistían en aprender a montar en coche, pasear y ver pasar la vida desde la seguridad de una terraza. Duró poco. Creo que el primero en aterrizar como residente permanente y romper con la anterior regla de “prohibido acogimientos”, fue pollete, al que no se le ocurrió mejor idea que tirarse del nido abajo una cálida mañana de mayo. Pajarracos aparte, la vida fue transcurriendo plácidamente hasta que una de esas múltiples camadas no deseadas llegó a Serín en octubre de 2017. Supongo que tenía el día tonto; o que en la foto que vi de aquellas larvas canina