¿Sabías que hasta bien entrado el siglo XX los gatos eran miembros oficiales de la tripulación de los barcos? Los mininos no solo eran adorables compañeros de los marineros, sino también valiosos aliados en alta mar. Su presencia ayudaba a controlar las plagas de ratas y ratones, que podían destruir provisiones y causar daños en las embarcaciones. Por ese motivo su papel era crucial y como tripulantes tenían incluso sus propios pasaportes. Siendo una situación bastante habitual que los gatos que navegaban en los barcos de la marina mercante contasen con sus propios documentos de identificación en los que se incluían detalles como el nombre del animal e incluso en ocasiones la huella de su pata sustituyendo la firma. Este gesto no solo reconocía su papel esencial para facilitar las dudas condiciones de la vida a bordo, sino que también les otorgaba un estatus especial entre la tripulación. Como podéis figuraros, el vínculo que se establece entre los marineros y sus compañeros...
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