Cuando yo era pequeña, allá por el pleistoceno, los barceloneses tenían a Copito de Nieve y los madrileños al oso panda Chu-Lin. Nosotros en Asturias por no tener, no teníamos ni zoo y a mi yo de entonces aquello, le debía de parecer poco menos que una tragedia griega. Es más, de aquel “trauma” (léase por favor con ironía), aún recuerdo la chapa de Chu- Lin, que una amiga me trajo como recuerdo de Madrid a finales de los años ochenta. Sé que el fondo era naranja, y que el oso aparecía dibujado en blanco y negro comiendo bambú. Lo recuerdo porque milagrosamente ese objeto sobrevivió durante años a las limpiezas sistemáticas de mi madre. Ahora hace ya tiempo que le perdí de vista, así que deduzco que lógicamente mi progenitora la habrá enviado a reciclar. Inciso: He tecleado en Google: Chu-Lin – panda- chapas y he encontrado en Todo Colección a alguien que la vende… Chapas ochenteras, entre ellas la del zoo de Madrid con Chu-lin Vivimos tiempos locos pero maravillo...
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