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El doble rasero

A las muy buenas, ¿qué tal estáis? Acostumbrándoos a la "nueva normalidad" me imagino, nosotros por aquí seguimos, gracias a dios sin mucha novedad en el frente. 

Esta semana quería compartir con vosotros algunas reflexiones sobre el rasero con el que se nos mide siempre a los dueños de los perros. 

A raíz de la desescalada, cuando hemos vuelto todos parcialmente a recuperar los espacios públicos que nunca han dejado de pertencernos, han retornado también los viejos debates sobre su uso y disfrute. Esa continua nube de crispación que nos engulle a todos, es uno de los terribles efectos secundarios de la pandemia y yo la verdad que estoy harta de discutir continuamente la inutilidad de poner siempre en evidencia lo que hace mal el de enfrente. 

Junto con las terrazas de los bares, la presencia de los perros en los parques, ha sido el tema de moda estos días en nuestro barrio y tras el último estéril debate, me he decidido a escribir: 

Estoy harta, muy harta, de que a los dueños de los perros se nos juzgue siempre por el medidor achacable a los irresponsables. Como cualquiera de vosotros soy totalmente consciente del porcentaje existente de gente que tiene perro y ni recoge la mierda los excrementos, ni corrige ladridos, ni carreras descontroladas. No soy ajena a ellos. Mi calzado ha funcionado toda la cuarentena como un imán atrapa deposiciones. 
Veo igual que el resto como hay animales sueltos en zonas de niños y me taladra el cerebro como a todo bicho viviente, el ladrido del impertinente yorkshire que ocupa la terraza y que nadie corrige. 
¿Me molesta? Por supuesto, pero no se me ocurriría pedir la cabeza de todo aquel que tiene perro en su casa, porque haya gente que no tenga sentido alguno de la convivencia.

Imagen de Mabel Amber en Pixabay 

¿Qué quiero decir con esto? Pues que con los perros, como con los niños, como con el coche, o la puñetera desescalada, siempre hay gente que no respeta ni las normas ni a los demás. 
A ver, por poner un ejemplo tonto, recurrente, pero efectivo: ¿conocéis a alguien que se salte las normas de conducción? Haced memoria. ¿Estáis seguros de que absolutamente todos los conductores de este insano país en el que nos toca vivir, respetan continuamente la normativa de tráfico?, ¿No hay nadie en vuestro recuerdo, que se haya saltado un semáforo, un stop, un ceda el paso?, ¿Nadie que haya pasado de los 30 por hora en una zona residencial?, ¿Nadie que haya parado en doble fila para hacer un recado? Y ya pongo estos ejemplos por no usar otros más peligrosos, alcohol, carreras, velocidad, derrapes. Podríamos ponerlos, y aún sabiendo que hay gente que hace el cafre, a nadie se le ocurre prohibir los coches. Entonces, ¿Por qué narices queremos prohibir la presencia de los perros?

Cuando la gente incumple las normas, hay que perseguir y sancionar al que se las salta a la torera, no restringir aún más la existencia de los otros. ¿Por qué tenemos mi perro y yo que ser juzgados como el que se pasa por el forro todo el marco de convivencia?, ¿Por qué no se puede reconocer que hay gente que sí lo hace bien, a la que no hay que castigar?

No somos, ni tenemos que permitir que nos tomen, por ciudadanos de segunda. Mi perro no tendrá derechos, pero yo, como ciudadana con perro, con coche o con bicicleta, sí los tengo y estoy harta de que el rasero con el que se me juzgue sea siempre el que más me va a perjudicar.

Carajo, freíd a multas a los que no usan las bolsas higiénicas o sueltan al perro en la cancha de fútbol, pero dejadnos vivir a los demás.

He dicho :)

¡Buena semana!


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