Le han echado,
no le quieren,
pobrecito, ¿Qué va a hacer?
Busca alguien que lo cuide,
Y le sepa comprender
Tristón, solo quiere un amiguito, un hogar y mucho amor.
Querido lector: Si recuerdas este anuncio de televisión es que somos coetáneos :)
Para todos aquellos que crecistéis en generaciones posteriores, esta entradilla debe sonaros a chino mandarín, pero lo cierto es que fue la base de una exitosa campaña de publicidad que en los años 80 desarrolló la empresa de juguetes, hoy extinta, Panava.
Concretamente en las navidades de 1986 sacaron a la venta el peluche Tristón, un perro mestizo al que echaban de su casa bajo la lluvia y al que los niños de aquella época adoptábamos el 6 de enero tras insistirle a nuestros padres de la necesidad de darle un hogar a aquel pobre animalito desahuciado. Si como dicen en Yo también fui a EGB, Tristón salió por primera vez en ese año, probablemente al convertirse en éxito de ventas, en años posteriores se repitió la campaña y Tristón aumentó su familia extensa presentándonos además de a su novia, que no recuerdo cómo se llamaba, pero se lo he preguntado a google y dice que Laly, también nos trajo a su amigo Michu, un gato callejero. Esto último recuerdo a la perfección, porque una humilde servidora además de un Tristón, en años posteriores para su primera comunión se pidió un Michu. Del Tristón adjunto prueba gráfica, pero el Michu feneció entre las fauces de mi perra Brea que de cachorra hizo una limpieza étnica entre mis juguetes de infancia. Una víctima de aquel particular e inocuo holocausto, fue el gato Michu.
Antes de seguir dándole rienda suelta a la nostalgia os dejo aquí el enlace a la campaña publicitaria de Tristón.
Es increíble el nivel de chantaje emocional para vender un juguete, ¿verdad? Pero estoy segura de que funcionaba y me gustaría pensar que, aunque de manera traumática, también ha contribuido a forjar una hornada de adultos concienciados contra el abandono. ¿Creéis que hoy tendría cabida una campaña similar? Yo creo que el concepto "adopta" sí, pero que la facilidad con la que tiraban al bicho a la calle no sería aceptable.
Os dejo aquí la prueba gráfica de que yo fui uno de los miles de niños españoles que picó y se hizo con un Tristón. Por cierto, ¿soy yo la única que le ve cierto parecido con Frixuelo?
Nada más queridos, sed buenos y no necesariamente nostálgicos.
YWC
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