Los perros dan dinero. Sí, sí, dinero; no es que ellos lo tengan, es que lo tenemos sus dueños, y nos lo gastamos en ellos muy alegremente, satisfechos de poder darles una buena vida. Y sí, planeamos vacaciones y viajes contando también con ellos y con su bienestar, así que elegimos preferentemente ciudades o enclaves dog friendly, en las que toda la familia pueda disfrutar de las vacaciones o el fin de semana. Casas rurales, apartamentos, hoteles, que admiten perros y disponen de mucho campo, río o playa por donde correr y disfrutar de la vida sin ataduras... y donde nosotros podamos disfrutar de su compañía sin limitaciones, y nuestros hijos puedan vivir con ellos como nosotros lo hicimos en una infancia no tan lejana en que no se trataba a los perros como a leprosos.
Y como siempre, surgen los fraudes, las estafas, los intentos de despojarnos de nuestro dinero sin darnos a cambio lo acordado: los falsos dog friendly. Hoteles que anuncian que admiten perros, y luego resulta que es sólo 1 por habitación y que pese menos de 10 kgs. y no sea de ninguna raza potencialmente peligrosa. Trenes en que puedes viajar con tu perro... siempre que vaya metido en un transportín, ¡más te vale no tener un mastín!
Y ya el colmo, el fraude institucional: ayuntamientos que se anuncian como dog friendly, con playas para perros, que no son más que un cebo para atraer turistas incautos: playas que son pedregales intransitables, y playas en las que los perros pueden entrar, sí, pero atados, y en algunas incluso, para redondear la tomadura de pelo, sólo en la arena, porque prohiben el baño. Y tienen la desvergüenza de llamar a ese gueto "playa para perros".
Como el Ayuntamiento de Castrillón, en Asturias, del que descubrimos su playa engañabobos gracias a la noticia publicada por El Comercio respecto a las multas a propietarios de perros en la playa de Bayas... sanciones que son necesarias para hacer posible la convivencia, pero, ¡oh, sorpresa! que en la playa para perros de Bayas los perros tienen que ir atados y no se pueden bañar.
Pues no, señores. Que tengamos perros y queramos disfrutar con ellos de lo que nos pertenece a todos no nos hace más estúpidos que la media. No vamos a ir a gastarnos nuestro dinero, que nuestro trabajo nos cuesta ganarlo, en su municipio.
Como el Ayuntamiento de Castrillón, en Asturias, del que descubrimos su playa engañabobos gracias a la noticia publicada por El Comercio respecto a las multas a propietarios de perros en la playa de Bayas... sanciones que son necesarias para hacer posible la convivencia, pero, ¡oh, sorpresa! que en la playa para perros de Bayas los perros tienen que ir atados y no se pueden bañar.
Pues no, señores. Que tengamos perros y queramos disfrutar con ellos de lo que nos pertenece a todos no nos hace más estúpidos que la media. No vamos a ir a gastarnos nuestro dinero, que nuestro trabajo nos cuesta ganarlo, en su municipio.
Kamparina