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SER UNA CASA DE ACOGIDA: LO QUE HE APRENDIDO EN ESTOS DIEZ AÑOS

Capítulo 8: Reflexiones finales
En todos estos años he aprendido cosas, pero sobre todo las he desaprendido. Aprendí con Scrappy que hay perros que, como les ocurre a las personas, tras años de golpes se olvidan de lo que son, y no saben comportarse como tales.
Aprendí que no todos los perros eran felices y más allá de esta obviedad, que eran conscientes de no serlo. También que como con los puzles, era posible reconstruirlos y que el proceso de restauración era más placentero y satisfactorio que el resultado en sí mismo.
Nanda me impartió durante todos estos años clases magistrales acerca del comportamiento canino. Fue ella quien me enseñó que los perros tienen sus propios códigos y lenguaje. Ella la que me hizo ver que la domesticación fue posible porque los perros, se empeñaron en entendernos, pero que nosotros a lo largo de estos últimos milenios, rara vez nos hemos molestado en intentar comprenderlos a ellos.
Nanda me explicó que la comunicación tiene que ser bidireccional también cuando es entre especies. Durante todos estos años, no siempre le he hecho caso a ese principio fundamental para gestionar cualquier tipo de acuerdo, que constituye el diálogo. Muchas veces, como he expuesto ya aquí, no lo respeté, pero gracias a dios, la paciencia de los perros puede ser infinita, y mi pobre Nanda ha practicado en los últimos 8 años la meditación hasta alcanzar prácticamente el nirvana.


Muchos otros canes, todos los que me acompañaron en estos años, me enseñaron que los perros siempre son perros y que se podían recomponer si estaban rotos, volver a confiar si tenían miedo, aprender y querer aunque fueran viejos.
Los gatos, también me han ilustrado en muchos ámbitos. Quizás lo principal y más importante de ese aprendizaje fue el saber, que ellos, los gatos, no tienen nada que ver con los perros, que tienen su propia naturaleza y que mientras un perro equilibrado responderá más o menos siempre de la misma forma, los gatos, al igual que ocurre con las personas, son imposibles de predecir. Está claro que cada perro tiene una personalidad distinta, pero también tiene características comunes que en su especie son genéricas. Un perro siempre se pondrá contento de ver a su dueño, siempre irá a buscarlo a la puerta, siempre intentará estar cerca de él en todo momento, siempre disfrutará de cada instante que pasa con su dueño… Los gatos… Bueno los gatos son una caja de sorpresas en sí mismos. Yo convivo ahora mismo con dos, cada cual totalmente definido en su personalidad y completamente opuesto con respecto a su congénere. No hay más, son así, o los tomas o los dejas, y yo como muchos catlovers, he decidido no solo tomarlos sino también adorarlos, casi tanto como ellos creen que se merecen.
Con la mi última camada de cachorras, entendí que pese a todo lo adorables que puedan resultar, una ya empieza a estar mayor para esto de la crianza, y que donde estén los animales adultos que se quite todo J pero también aprendí que los perros, como animales sociales que son, necesitan adquirir conocimientos de otros perros, que no toda su naturaleza es innata, sino que parte de su comportamiento es adquirido.
Y mi Vaquita, bueno, la Vaca me recuerda diariamente que la vida es imprevisible y que la muerte aparece cuando menos te la esperas indiferentemente de lo que quiera marcar el calendario. Vaca, antes Lassie, nos dio una clase magistral de reinvención. Renovarse o morir, dice el dicho, y ella tiene muy claro que a morirse siempre habrá tiempo.
Qué más aprendí yo en todos estos años, pues que la idiocia, como la mía, no se cura, que en tal caso va a peor, que tú puedes auto-engañarte lo que te dé la gana, pero que al final no es solo que vuelvas a tropezar con la misma piedra, sino que insisto, te puedes descubrir a ti mismo años más tarde, intentando partirla a cabezazos. Ye lo que hay
Gracias a todos los que habéis llegado hasta aquí J




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