Escribo hoy esto porque tengo ganas de que me partan la cara. Algo de eso debe de haber, porque viendo como están los ánimos respecto a la hostelería, bien parece que tengo ganas de polemizar, pero nada más lejos de la realidad. ¡Lo juro! Escribo esto porque son las ocho y media de la mañana de un día de diario en el que llevo una hora trabajando y aún no he pisado ningún bar. Yo, que podía haber hecho solita un remake de Cheers y de todos sus personajes, no he ido al bar ni iré a lo largo del día, aunque me espera por delante una jornada de nueve horas y media. Hoy es martes, tengo un café en un termo en el despacho y me quitaré la mascarilla a ratos, casi de estrangis para "saborear" un líquido parduzco y tibio que en nada se parece al café de máquina. Hoy llueve y escribo esto porque al pasar de largo esta mañana he visto vacíos los dos bares a los que solía ir a desayunar. Bien por la pandemia. Mal por Laura y por Mónica. Que crea que es el mal menor, no quier...
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