¿Qué?, ¿Os gustó el clickbait del título? Ahora que ya tengo vuestra atención y en la boca de muchos de vosotros estarán mis antepasados más recientes, entremos en faena :)
Los parques de perros han inspirado mis últimas entradas, básicamente porque mi rutina diaria se ha forjado en los últimos meses en torno a ellos. Como ya comenté en más ocasiones hasta que Frixuelo no llegó a nuestras vidas, no había tenido necesidad de visitarlos. Desde que la fierecilla condiciona mi día a día, no ha habido semana en la que hayamos dejado de estar presentes. En los parques de perros, se ve de todo, como en botica, pero entre las cosas que más miedo me producen, se encuentra sin duda la presencia de niños en estos espacios.
Básicamente voy a hablar de dos supuestos con lo que me he encontrado:
- Niños en torno a los 12 años solos con su perro.
- Niños pequeños acompañando a su padres.
Vale, vayamos por partes.
El primer supuesto me da sinceramente pánico. Padres del mundo: los parques de perros no son los lugares idílicos que tenéis en vuestra cabeza. Vale que a vuestro niño le encanten los perros y desde luego entiendo que en la progresión de asignarles autonomía y responsabilidad, se encuentre el hecho de que asuman que su querido animal no es un peluche y tiene necesidades diarias. Os lo compro, pero creedme un niño no está capacitado para mediar en una pelea de perros. Me pone los pelos como escarpias, porque no es lo mismo darle una vuelta al perro alrededor de la manzana o en la zona ajardinada cercana a vuestro domicilio, que abrir toriles y soltar perros en entornos no controlados. Digo no controlados con toda la intención. Un parque de perros no deja de ser un recinto cerrado en el que los animales están sueltos. Y atención. Spoiler. No todos los perros están educados, ni socializados, ni se llevan bien entre ellos. Quizás penséis, que como vuestro perro es muy sociable, o quizás un cachorro, el resto de animales lo respetarán. Sorpresa: No siempre es así. Tener seis, siete, doce perros, sueltos en un recinto cerrado, puede desembocar en conflictos. A ver habitualmente no pasa nada. Un bufonazo, dos gruñidos, a lo sumo un revolcón. Es ruidoso, pero normalmente son encontronazos inofensivos. Ahora bien, no es raro, es más, yo diría que es frecuente. Hay perros posesivos con los juguetes. Con la comida. Con el agua. Hay perros territoriales. Hay machos más dominantes que otros. Hay hembras que no se llevan bien con otras hembras. Quizás penséis que en esos casos, cuando los perros no son amigables, sus dueños no acudirán a este tipo de recintos. Os sorprendería la cantidad de veces que entran para probar...
En serio, un niño no está capacitado para mediar en la pelea de su propio perro. Un niño no está capacitado para controlar a su propio animal en determinadas circunstancias. Un niño no está capacitado para identificar las señales que van a propiciar un ecuentro.
No están capacitados, ni tienen por qué estarlo. No los hagáis enfrentarse a esas situaciones. Que le den un paseo alrededor de la manzana, o acudid con ellos a estos recintos, pero no los dejéis solos ante el peligro. Lo digo por ellos, no por nosotros.
Niños y perros. Imagen de Freepik |
Siguiente caso: Padres con niños pequeños, a veces muuuuy pequeños, en el parque de perros.
Por favor, no lo hagáis. Yo entiendo perfectamente que queréis compartir con la totalidad de la familia, canina y humana, el mayor tiempo posible, pero no es el lugar más adecuado, ni está exento de riesgos para ellos. Los perros, en un parque de perros, están sueltos. Hay animales de distintos tamaños, el riesgo de que un animal os tire al crío al suelo, es realmente alto. ¿Os imagináis el tamaño del marrón si un perro que no es el vuestro, queriendo o sin querer, os estampa al guaje contra el suelo? Hace poco, ante una situación así: niña de dos/tres años, subida por su padre en el banco dentro del recinto y perros corriendo a lo loco alrededor. Alguien decía, bueno, finalmente la responsabilidad es del padre. Sí, claro, pero y el disgusto y el mal trago si es tu perro el que daña al niño, ¿quién te lo quita? Es que en serio, no quiero ni imaginarme la situación... Entrad cuando no haya nadie. Id a dar un paseo. Llevadlos a ambos a la playa. Hay multitud de activiades seguras que podéis hacer todos juntos. Por favor sed prudentes. Nadie quiere verse implicado en un accidente con un niño pequeño.
Insisto en los parques de perros no hay un control real sobre los perros. Están sueltos por el amor de dios, no tengo una correa para evitar que se te acerque a ti, a tu niño, o a tu perro. Por supuesto que uno tiene que estar ojo avizor por lo que pueda pasar, pero entre que llego y no a donde te encuentras, el accidente ya ha sucedido.
En serio, que en la mayor parte de los parques se indique expresamente que la presencia de niños pequeños está prohibida, no es por adultocentrismo, ni por niñofobia, es por su propia seguridad.
Y ahora, podéis llamarme de todo, estoy acostumbrada :)
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