Me encantan los gorriones. Bueno los gorriones y todos los pajarracos, pero los gorriones especialmente. Rechonchos, vivarachos, listillos, sinvergüenzas son supervivientes natos, sin embargo en los últimos años su población sufre un preocupante declive, razón por la cuál la Nature Forever Society se decantó por establecer el 20 de marzo como el Día Mundial del Gorrión (World Sparrow Day).
Como contamos hace un par de años aquí, el gorrión común, ha convivido con nosotros desde hace más de 10.000 años, concretamente desde que uno de nuestros ancestros decidió cultivar el grano en lugar de recolectarlo, y un antepasado de suyo, se dió cuenta de que dónde comía una tribu, bien podía comer una bandada.
Desde entonces hasta hoy, los gorriones han sido largamente perseguidos por ser considerados una plaga, y cuando por fin hemos dejado de exterminarlos a propósito, es la degradación de nuestros entornos la que parece estar dándole a su población el estoque final. En ciudades como Londres, Bruselas, Amberes o Hamburgo, los gorriones han desaparecido totalmente, en otras capitales europeas como Berlín, París o Praga se ha reducido a mínimos y aquí en nuestro país, el estado de la especie no es mucho mejor. En los últimos veinte años, ha desparecido casi un 10% de la población de gorriones.
Como nuestro dicharachero pajarillo es un buen indicador del estado de nuestra biodiversidad, no está de más que al menos una vez al año, nos recordemos a nosotros mismos, lo importante que es que siga siendo un asiduo de nuestros parques y jardines.
Larga vida a los gorriones,
YWC
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