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Gorriones y humanos: 11.000 años de desavenencias

Yo no podía cerrar esta serie veraniega de pajaruelos sin hablar de mis queridos gorriones. Me encantan. Rechonchos, vivarachos, sinvergüenzas, parecen una radiografía pajaril del españolito medio. En fin, hagamos un pequeño repaso a la historia que tenemos en común gorriones y humanos y descubramos a estos históricos supervivientes.

Imagen de Susanne Jutzeler, suju fotografie en Pixabay 
Por si no lo sabíais, los gorriones llevan compartiendo nuestro espacio doméstico desde hace más de 11.000 años, cuando algún antepasado nuestro “inventó” la agricultura y algún antepasado suyo, se dio cuenta de que ahí había comida de sobra para todos. Sí queridos, las excavaciones arqueológicas han puesto en evidencia que este espabilado pajarillo comprendió rápidamente la gran ventaja evolutiva que iba a suponer para ambas especies el cultivo de granos y fue entonces cuando su población comenzó a asentarse en torno a nuestros asentamientos.

Como os podréis imaginar, esa manía suya de comer de nuestras cosechas les ha granjeado no pocas enemistades entre las poblaciones rurales de las distintas épocas. Para los egipcios no significaban nada bueno, de hecho existe un símbolo que se conoce como el “signo del gorrión”, que representa la pequeñez, el mal y la enfermedad. Vamos que para los egipcios los gatos bien, pero los gorriones “regulinchi”. Probable y precisamente porque los primeros ayudaban a controlar las plagas que mermaban sus cosechas, y los segundos se encontraban entre ellas.

Esta animadversión no se quedó solo en la época del Antiguo Egipto, sino que nuestro rifirrafe se mantuvo durante siglos. De hecho, en Inglaterra (país que por cierto, he leído se considera la cuna original de los gorriones) la Cámara de los Comunes, se pasó medio siglo XIX debatiendo acerca de cómo acabar con aquellos malditos pájaros que les arruinaban los cultivos. Eso sí, pese a que según ellos también eran un vector de enfermedades, ni cortos ni perezosos optaron por cazarlos y comérselos, siendo en esta época cuando se popularizó el “pastel de gorrión” en Inglaterra y en toda Centroeuropa.

Un poco más adelante, a principios del siglo XX, Argentina empezaba a darse cuenta de lo que suponía la expansión de aquel pajarillo que había llegado como polizón con los barcos trasatlánticos. Así en 1931 el Ministerio de Industria y Obras Públicas emitió un decreto para iniciar el exterminio de los gorriones y abasteció a los campesinos con químicos para combatirlos, ergo envenenarlos. Según los agricultores los gorriones no solo gorroneaban (Ay lo siento por el estúpido juego de palabras) el grano de sus gallinas sino que asolaban los árboles frutales, las verduras y los cereales recién plantados. Todos esos argumentos tenían peso mas que suficiente para que en 1936 se instituyera la Semana del Gorrión, que no consistía en otra cosa que no fuera su caza indiscriminada. Vamos como la Semana de Oro del Corte Inglés, pero en gore.

Un poco más allá, pero en el mismo siglo y en el lejano Oriente, Mao Tse-Tung, en un alarde de inteligencia supina, decide incluir a los gorriones entre las cuatro plagas a exterminar para poder convertir China en una gran potencia. Así en 1958 dentro del plan de desarrollo El Gran Salto Adelante, publicó la campaña, Las Cuatro Plagas, en la que exhortaba a todo ciudadano de bien a acabar con moscas, mosquitos, ratones y gorriones. Os pongo aquí el cartel que he encontrado en éste blog, porque si no lo veo no lo creo.

El resultado de esta campaña, fue una victoria pírrica para el gobierno asiático: casi logran su objetivo exterminar la especie, pero precisamente debido a la erradicación de los gorriones, los insectos se multiplicaron. Entre los insectos que se reprodujeron por encima de sus posibilidades, y sobrettodo por encima de las posibilidades de la población rural de China, se encontraban las langostas, que, esta vez sí en forma de plaga, acabaron con la producción agrícola entre los años 1959-1961. Esa época conocida como la Gran hambruna china, tuvo como consecuencia la muerte de millones de personas.

Como había muertos a porrillo, el “bueno” de Mao, tuvo que acabar entonando un donde dije digo, digo Diego, pero le costó ¿eh? De hecho para deshacer el entuerto tuvieron que intervenir científicos americanos y espías rusos de contrabando. Me encanta esta parte, porque es digna de servir de guión de una película de espionaje, John Le Carré, si necesitas material para tu próximo libro, ahí te va:
Vale, estamos en la década de los 60 los dos grandes bloques mundiales siguen enfrentados. Mao, junto con la URSS, representa al bloque comunista, por lo que cualquier cosa que proviniese de occidente era vista con desconfianza y rápidamente desestimada. Depor poco sirvieron los estudios que investigadores de la United States National Academy of Sciences les hacían llegar referentes a la dieta gorriónica, más sostenida en los insectos que en el grano. Mao, a lo suyo, como gran adalid de la naturaleza está al servicio del hombre (a él se atribuye de hecho la frase, el hombre debe derrotar a la naturaleza), se empeñó en seguir pico-pala con su Plan sin fisuras para acabar con los gorriones. Mientras tanto la URSS, que estaba por ahí de “observador internacional”, alarmada por los daños demográficos y económicos que estaban asolando a su aliado, convenció a Mao, de la necesidad de recuperar la población de pájaros insectívoros (entre ellos los gorriones) por el bien de la agricultura y la población. Solo había un pequeño problema: Mao llevaba demasiado tiempo repitiendo que había que acabar con los gorriones, como para que desdecirse fuese tan sencillo y, sobre todo, no mermase su popularidad. Con la ayuda de Jruschov, a la cabeza del gobierno soviético, idearon un plan para introducir en secreto un cargamento de 200.000 pajaruelos que repoblarían la población gorrionil, sin que el mandatario chino tuviese que reconocer en público su equivocación (léase aquí gran cagada)
Fuente: https://natureduca.com/blog/las-cuatro-plagas-de-china-o-de-como-la-ignorancia-mata/
Sabed que actualmente tanto los ratones, como las moscas y los mosquitos siguen estando en el punto de mira del gobierno chino, pero que han tenido a bien sustituir el gorrión por la cucaracha. De hecho, los gorriones están desde 2001 catalogados como especie protegida y su caza es severamente perseguida y castigada.

En el resto del mundo, donde la población de gorriones se encuentra en constante retroceso, hemos empezado a alarmamos con su desaparición e incluso hemos establecido un Día Mundial del Gorrión, pero no para exterminarlos como hubiéramos hecho hace cincuenta años, sino para fomentar su conservación.

No en vano, el gorrión se ha mudado con nosotros del campo a la ciudad, y ha pasado de ser un pájaro rural a la más urbana de las aves. Por decirlo de alguna manera, los gorriones llevan siendo nuestros vecinos 11.000 años. Pensadlo bien, esto significa que durante los últimos 110 siglos un antepasado nuestro, viviera en cueva, choza, casa o piso, se acostumbró a verlos, ignorarlos e incluso a odiarlos. Hoy por hoy, empezamos a apreciarlo. Esperemos que en los siglos venideros, nuestros descendientes, no tengan que echarlos de menos.

Para que sigáis leyendo, estas han sido mis fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Exterminio_de_gorriones_en_China




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