A poco que tengáis redes sociales o activadas las notificaciones de google en el móvil, es más que probable que os hayan saltado cienes y cienes de críticas sobre la nueva serie revelación de Disney +: Pam & Tommy. Así entre nosotros, a mí que la serie de cómo un encuentro íntimo, es decir sexual, se convirtió en el escándalo de los noventa, sea producida y publicada en algo que lleva el símbolo de Disney me deja muy loca, pero bueno, soy yo que estoy ya muy mayor.
A lo que iba, no he visto la serie, aunque como decía el chiste machirulo por excelencia: pero me encantaría verla, lo que sí que no deja de sorprenderme es el enfoque que se le sigue dando a la vida y obra de Pamela Anderson.
Pamela, fue el objeto sexual y el mito erótico de los noventa. Su conocido papel de C.J. Parker en los Vigilantes de la Playa la subió al Olimpo de las diosas. No voy a entrar en si era o no lícito, ni si ella lo fomentó o si dejó de hacerlo. Quédese en los noventa lo que sucedió en esa década. Lo que no deja de llamarme la atención, es como ninguno de nosotros permitimos que la actriz deje atrás el único papel, el de sex symbol que le permitimos interpretar, y nos empeñemos en que el resto de su actividad, tiene que ver más con el rol de una muñeca rota y/o una actriz venida a menos.
Todo ello, pese a que Pamela Anderson, al igual que hiciera otro icono de la feminidad, Brigitte Bardot, en un momento dado de su carrera, decidiese apostar por el activismo, por su convencimiento de fomentar un mundo mejor y un trato más ético para los animales. Como ella misma escribió a la organización internacional PETA cuando aún formaba parte del elenco de la serie que la encumbró al reconocimiento internacional:
Estoy en un programa de televisión llamado Los vigilantes de la playa y la prensa está obsesionada con mi vida personal. Realmente me gustaría desviar parte de la atención a cosas más importantes que mis tetas o mis novios. ¿Podemos unir fuerzas? He sido amante de los animales y miembro de PETA desde que era niña, enviando dinero, y siempre quise involucrarme más. Por favor úsenme.
Y ¿qué hizo PETA?, pues usarla, ergo convertirla en su embajadora.
Campaña de PETA. Fuente El País
Reconozco que no deja de llamarme la atención que aún incluso en estas famosísimas campañas en las que Pamela Anderson es la cabeza de cartel visible, no se deja atrás su imagen sensual y sexual. Con una causa justa, por supuesto, en la que seguramente la candiense pensará que el fin justifica los medios y que si no va a ser capaz de quitarse ese etiquetado, al menos que la etiqueta pueda servir de algo.
Incluso en declaraciones a prensa ha manifestado abiertamente que "El activismo es sexy". ¿Le resta realidad o compromiso esta afirmación?, ¿Es menos útil por ser sexy una campaña en contra de la caza de focas?, o por el contrario ¿aumenta su visibilidad? Si os soy sincera no lo sé.
Campaña para concienciar de los delfinarios. Fuente PETA
Ni siquiera sé qué pensar sobre ello, me digo a mí misma, no eres nadie para juzgarla, pero al mismo tiempo cuestiono las imágenes como si estuviesen utilizando a la mujer, como si en lugar de una persona responsable de sí misma y de sus decisiones, una mujer de 54 años, hecha y derecha, con capacidad de decisión y comprometida hasta la médula con sus decisiones políticas y su activismo, estuviese hablando de una menor de edad.
Qué paradojas tiene la vida. Pamela, querida, veré encantada la serie sobre el vídeo porno casero que grabaste en los noventa. Y lo voy a hacer, porque el morbo es una de los sentimientos de atracción más potentes. También intentaré ver tus campañas como meditadas y concienciadas y no como simplemente mercantilizadas. Me quito el sombrero querida. Nos seguimos viendo.
Sed buenos,
YWC
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