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Empollando, one more time


Bueno pues nada, lo he vuelto a hacer, irremediablemente cada dos o tres años, se me cruza en el camino un pollo a medio criar, y hasta el momento no he sabido decirle al destino que no. El “afortunado” éste año ha sido Mariano, el pollo de gaviota, que acompaña estas líneas.

Me tropecé a Mariano la semana pasada, yo regresaba a mi casa por la tarde y él huía de unos perros que lo seguían curiosos. Hacía calor (calor para ser Asturias, entendámonos) y cuando vi que el pollo no volaba, pensé, bueno anda, pues qué le vamos a hacer, llevémonos al gavioto, y que sea lo que dios quiera. Así que diez minutos y un escándalo más tarde, el pollo y yo aterrizamos en casa y nos exiliamos en la terraza. Dos perros, dos gatos y un pollo de gavioto podría ser el título de una snuff movie y no pretendía ser yo quien la grabara.

Mariano está físicamente bien. Es un pollo volantón, he leído en internet que a los 35-45 días ya vuelan y él está casi-casi en esa “franja de edad”. Supongo que se cayó de alguno de los múltiples edificios en los que anidan las gaviotas. No había adultos en las inmediaciones. Me imagino, que tras la caída, se habrá ido desplazando huyendo de los distintos “peligros” (humanos, perros, coches, bicis), que se tropezaba. Apañarlo no me costó demasiado esfuerzo, pero como es lógico no le gustó en absoluto. Inmovilizadas las alas y las patas, meneaba frenético la cabeza, graznando a todo lo que daban sus cuerdas vocales para que su “secuestro”, y mi vergüenza, no pasasen desapercibidos entre los viandantes. Una vez en casa, me dejó claro a base de picotazos, que ni estaba intimidado, ni se iba a volver a dejar apañar. Solo se tranquilizó un poco cuando se dio cuenta de que lo dejaba en paz y que las veces que me acercaba portaba comida y agua. Ahora cuando me acerco, se limita a observarme de medio lado, con esa cara de protodinosaurio, que tienen gran parte de las aves. Mariano, me mira midiendo cada uno de mis movimientos y calibrando la mejor forma de huir de mi presencia. Tiene cara de inteligente y de malvado, como los villanos de las películas de la Marvel. Sé que si pudiera, me rebanaría un dedo o medio brazo de la tirria que me tiene, pero en realidad el pobre es solo un gaviotillo huérfano y desubicado.

Tanto él como vosotros, podéis estar tranquilos, no tengo el mínimo interés de quedármelo como “mascota”. Sé perfectamente que incumplo sistemáticamente la legislación cuando los recojo de la calle, pero me da lástima dejarlos a su suerte. No hay, o no suele haber, centros de recuperación, que se hagan cargo de éste tipo de aves. Palomas, gaviotas, gorriones, urracas, plagan nuestras ciudades y es lógico y normal que de vez en cuando sus pollos aterricen antes de tiempo y se crucen en nuestros caminos. En el caso de las palomas y las gaviotas, los daños que ocasionan, suelen hacer que estén dentro de los programas de control de los ayuntamientos, por lo que llamar para que acudan a rescatar un polluelo no suele ser la mejor de las opciones. Oficialmente deberíamos dejar que el destino los alcance, o lo que viene a ser lo mismo, mirar para otro lado y seguir nuestro camino, pero qué queréis que os diga, a mí me dan penica.  


Ante su inesperada visita, me he puesto a bucear en internet como criar un pollo de gaviota y me ha llamado la atención que haya tan pocas entradas. Si por un casual de la vida os encontrarais alguno, a mí me resultaron de utilidad estos dos blogs: https://pangeanimales.com/aves/gaviota/ y https://plataformapalomera.blogspot.com/2016/06/como-actuar-si-encontramos-una-gaviota.html
Por supuesto que hay mucha información destinada a gaviotas en internet, sobre todo estudios biológicos o científicos. A lo que me refiero es que así para profanos e ignorantes de la ornitología en general, hay más bien poquito.

Para sacarlos adelante, básicamente se trata de que zampen proteína como si no hubiera mañana. En el caso concreto de las gaviotas recomiendan alimentarlos con pescado fresco, yo como no tenía a mano, tuve que recurrir a una lata de bonito y funcionó. Después probé con comida húmeda y pienso mojado de gato, y tampoco le hizo ascos. Mariano devora todo lo que se le pone a tiro. Come bien, bebe bien, se mueve bien, lo único que aún no hace es volar. Yo espero que su recuperación, dure poco tiempo. Ni él, ni yo nos podemos permitir que su estancia sea muy larga, por lo que tan pronto como sus fuerzas se lo permitan lo liberaremos en la charca de zeluán. Entonces será Alea Iacta Est, pero al menos, lo habremos intentado.

Seguiremos informando J



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