Todos creemos que nuestro perro es el mejor del mundo, el más listo y el más guapo. Como con los niños, pero sin un centro escolar que nos ayude a poner los pies en el suelo... Quiero decir con esto, que mientras en el caso de los niños, la sociedad en su conjunto establece una serie de parámetros que nos ayudan a centrar la educación de nuestros vástagos, cuando hablamos de los perros, esto es más bien un tú cierra los ojos, tira palante y sálvese quien pueda. Viene a ser como llegar de provincias y entrar por primera vez en una rotonda en Madrid en hora punta... No tendría más allá, si no fuera porque cada vez hay más perros y tanto nosotros como ellos vivimos en sociedad. Quizás por eso no estaría de mas que todos nosotros tuviéramos unas mínimas nociones de comportamiento canino para al menos poder defendernos en el gran reto de socializar a nuestro perro.
Yo me doy cuenta de que cada día que pasa, tengo (aún) menos idea de perros que el anterior (como la frase moñas esa de más que ayer, pero menos que mañana, pero al revés), en lo que sí que me estoy haciendo un máster es en la tipología de dueños que pulula por nuestras ciudades: el primerizo, la extraña pareja, el instagramer, la señora bien, el que pasa de todo, el malote, el etólogo, el adiestrador, el de toda la vida, el majo...
Yo soy una mezcla de todos ellos, lo he sido, o lo seré. ¿Y vosotros?, ¿Hacemos un repaso a ver si os sentís identificados o reconocéis a alguno?
Pareja in love con perro. La imagen es de Freepik y la podéis encontrar aquí |
Venga empezamos por el Primerizo:
El primerizo es aquel que se inicia por primera vez en el maravilloso mundo canino y se encuentra fascinado por su propio perro. Aunque hay primerizos de todo género y edad (aquí no se te pasa el arroz como con los niños) yo cuando pienso en primerizos suele venirme a la mente esa pareja recién llegada al universo de los cánidos, jovencillos ellos, con ganas de tener familia. Como suelen acabar de independizarse antes de ir a por el niño, se hacen con el perro, y ahí están, con su chucho recién estrenado, no necesariamente de "marca", malcriándolo hasta la saciedad, y repitiendo a todo el que lo quiera oír (y por desgracia también a los que no), las mil y una maravillas de su perro, sus trucos, sus agudezas mentales, sus reacciones insospechadas y sus destrozos.
Tienen más fotos del perro en el último año, que de toda la familia junta a lo largo de toda la vida y suelen tener al perro como imagen de perfil. Los identificarás fácilmente porque son esos que te dan la tabarra una y otra vez con las múltiples ocurrencias de sus criaturas caninas. Los que te cuentan con todo tipo de detalles sus indigestiones, lo bien o lo mal que les come/ descome; todos los piensos/dietas que han probado, los que mejor le van y un larguísimo etcétera que puede ir desde los ejercicios que ya sabe hacer, hasta su postura preferida para dormir en el sofá o en la cama. Que tú también tengas perro y estés más que familiarizado con lo que te están contando no te hará inmune a su retahíla. Tampoco va a frenar su parrafada, ellos han venido aquí a hablar de su libro contarte todo lo que hace su perro. Ojo solo el suyo. El tuyo está ahí de atrezzo. Eso quiere decir que tampoco te merece la pena intentar meter baza, lo que tú les cuentes les entrará por un oído y les saldrá por otro. El que es especial es el suyo. No se trata de un intercambio si no de un soliloquio.
Los pobres, están totalmente hipnotizados con su perrete, te freirán a fotos y a anécdotas, asúmelo, di que sí con la cabeza y aguanta el chaparrón hasta que pase.
Todos hemos sido así en algún momento de nuestras vidas. Ilusionados, enamorados o padres primerizos, de perros, gatos o de humanos.
Son inocuos, un poco pesados, pero inocuos. Su perro es querido y es feliz, puede que no sean capaces de educarlo del todo, pero todos hemos tenido un perro piloto. Con todo y con eso, se preocupan por su perro, lo cuidan y lo quieren. Ojalá todos los animales tuviesen la suerte de cruzarse en la vida de un perrófilo primerizo.
El único riesgo, es que los animales sean perros sustitutos, que llegue el niño al que están haciendo de telonero y el perro se vea, se sienta desplazado, o directamente "lo desplacen", pero siendo realistas, la mayor parte de las veces, no ocurre nada. Un cambio en la rutina de todos los componentes y el equipo se reajusta, se adapta a las nuevas dinámicas y Ale-hop, te sale una familia feliz con su perro y todo :)
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