Ir al contenido principal

Flora y Fauna del parque de perros III: El converso

El converso es uno de esos perfiles que solo identificas si ya lo conocías de antes. Solo ese conocimiento previo te permite apreciar la profunda transformación de esa persona que antes sentía prácticamente animadversión hacia los chuchos y ahora ha adoptado como lema vital un claro y conciso No sin mi perro.

Los perrófilos conversos, como los ex fumadores, mantienen un discurso y una actitud tremendamente radicalizadas. Ahora, no entienden por qué su perro no puede acompañarlos a la playa, al centro comercial o sencillamente campar a sus anchas por un parque. Ellos que apenas meses antes de la llegada a su vida de su perro, hubieran disparado sin dudarlo contra cualquier chuchillo, que se hubiera alejado más de metro y medio de su dueño. 
Ellos, los mismos, de repente ponen el grito en el cielo por los escasos espacios destinados al uso y disfrute de los cánidos. Son lo que viene siendo un De puta arrepentida, líbrame señor, Donde dije digo, digo Diego, pero de manual. 

Esto no siempre ocurre, claro. Hay gente a la que no le gustan los perros que jamás tendrá perro. Esos se mantienen coherentes en su actitud que no siempre tiene por qué ser canicida. Algunos sí son perrofóbicos y pese a lo mucho que en ocasiones su enarbolamiento de la bandera del respeto y la libertad, me saque de mis casillas, no tengo más remedio que tolerarlos. 
Los que me dejan ojiplática, son estos otros, los perrófilos conversos, aquellos que no entendían cómo estaba permitida simplemente su tenencia en entornos urbanos, y su cuasi mágica transmutación en el más forofo de los dueños.

Imagen Dog Lover de Freepik

Yo tengo una amiga que está en esta línea de pensamiento converso. Supongo que ella no se acuerda de cuando nos recriminaba que tuviéramos derecho a tener perro por la mera la existencia de deposiciones en la vía pública. Según su argumentario a nosotros los perrófilos eso no nos molestaba, probablemente porque con nuestro radar antiminas podíamos esquivar los excrementos, no como ella y sus hijos que invariablemente los pisaban. 

Hoy a falta de uno tiene dos perros. Sus vástagos son mayores y han sido sustituidos por sus queridos hijos peludos. Hoy entiende lo que jode molesta, que te echen en cara que hay dueños de perros que son unos cerdos, y no solo eso, sino que es capaz de plantarle cara al primero que se lo insinúe por el simple hecho de vivir con dos. 

Yo asisto encantada, y alucinada, a su conversión, y la acojo en los brazos de la comunidad perrófila, pero me deja tan loca esta polarización de su discurso, como la de los que se pasaron de las filas del partido comunista a formar parte de la "intelectualidad" de la derecha más cerril. 

Los extremos dicen que no son líneas paralelas, sino perpendiculares que no solo se tocan, sino que hasta se cortan, y oye, viendo lo visto, al final va a ser hasta verdad...


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los osos del parque San Francisco: Petra y Perico

La verdad es que esta entrada bien podría haberla titulado cómo hemos cambiado , pero mejor, yo os cuento quiénes eran Petra y Perico, y ya vosotros si eso sacáis vuestras propias conclusiones. Básicamente para todos los que no somos de Oviedo, y probablemente para gran parte de los ovetenses nacidos a partir de 1976, Petra y Perico, son tan solo dos nombres anacrónicos. Connotaciones diferentes tienen para los que rozan la cincuentena, que son quienes conocen a los osos a los que me estoy refiriendo. Para el resto, profanos todos, os cuento: Allá por la mitad del siglo pasado, para ser más precisos en su ecuador, en el año 1950 un cazador en Somiedo mató a una osa. Parece ser que la osa cayó en un lazo y según las crónicas de la época el bestia del cazador, remató al animal palos, que ya hay que ser bárbaro… La matase como lo hiciera, aquella osa tenía dos esbardos , una hembra, que pasó a denominarse Petra y un macho, que durante su corta vida se llamaría Perico. Ambos osezn...

9 Curiosidades sobre gaviotas que quizás desconocieras

Siempre he pensado que el mundo sería indudablemente un lugar muy triste si no existiesen los pájaros y mi breve incursión en el mundo gaviotil no ha hecho más que reafirmarme en esta afirmación. Como estoy segura, o quiero pensar, que no soy la única a la que le apasionan los pajaruelos urbanos, voy a recolectar algunas de las anécdotas que más me han llamado la atención en un primer acercamiento a la fauna avícola urbana. Pido perdón por adelantado a biólogos y ornitólogos por lo superfluo de mi conocimiento pajaril. Empiezo como no podía ser de otra forma con las gaviotas porque Mariano ha hecho que mi visión de estas poderosas y hasta cierto punto peligrosas aves marinas haya cambiado. Gaviota Patiamarilla. Fuente:  SEO     Las gaviotas: Pueden beber agua salada y expulsarla en forma de lágrimas. ¿WTF? No pueden volar si no hay viento. La calma chicha como criptonita de gaviotas, ¿quién lo hubiera pensado? Pueden caminar sobre el agua gracias a...

Muezza: el origen de la adoración gatuna en Turquía

De entre todos los animales de la Tierra el gato era el preferido del Profeta Mahoma. De hecho, cuando predicaba, era común que lo hiciera portando algún felino en sus brazos. Se cree por tanto que el gato adquirió el don de caer siempre de pie como regalo del profeta al acariciarles el lomo. En la casa del profeta vivían varios felinos, pero la preferida era una gata llamada Muezza. Un día Mahoma se vestía para asistir a la oración matinal y al ir por su túnica descubrió a Muezza dormida sobre la manga. Para no perturbar su sueño, tomó unas tijeras y cortó la manga. Al regresar de la mezquita la gata agradecida por la consideración, le hizo una reverencia a Mahoma. El Profeta ha su vez conmovido acaricio tres veces la frente del felino, dejando con el roce de sus dedos la marca de Alá en forma de letra M.   La leyenda dice que Muezza era una gata blanca con un ojo ámbar y otro azul, motivo por el cual, gracias a ella los gatos blancos con ojos disparejos son considerados en Turquí...