Si como decía Gandhi, tenemos que medir la grandeza de las naciones por cómo tratan a sus animales, no os negaré, que ni Grecia ni Roma aprobarían en esplendor.
Los griegos tenían una relación"cordial" con sus perros. Estos eran herramientas de trabajo y eran muy valoradas como tal, pero más allá de su vinculación con las diosas Artemisa (la de la caza) y Hécate (hechicería, magia y entradas), el reconocimiento más puro de los griegos a los valores de los cánidos, puede que esté representado en la Odisea de Homero, en la figura de Argos, el perro de Odiseo, quien al volver a su casa veinte años más tarde solo es reconocido por su fiel perro, el cual acude a saludar a su amo y una vez cumplido el regreso muere.
El cave canem de Pompeya. Fuente: Las mascotas en la Antigua Roma |
Los romanos heredaron de los griegos la política, la cultura, las costumbre e incluso el politeísmo, ¿por qué no iban a tomar prestada también su relación con los perros?
A aquellos romanos, que, ya lo hemos visto, les sorprendía la relación afectuosa que los egipcios mantenían con sus animales domésticos, no es de extrañar, que solo les pareciera viable que los perros se ocupasen de su labor para desempeñar un papel en la sociedad. Así, el escritor Varro, recogió en su obra De Re Rústica, que todoas las familias que viven en el campo deberían de tener dos perros, uno cazador y uno guardián.
Este era el sentir generalizado en la antigua Roma, los perros se utilizaron principalmente para la caza y la guarda, de ahí que hayan llegado hasta nuestros días numerosos mosaicos como el conocido Cave Canem de Pompeya (cuidado con el perro). Entre las novedades que introdujeron los prácticos romanos fue profesionalizar los perros soldado. No debe resultarnos de extrañar puesto que Roma era un imperio cuyo poder residía en el ejército, por lo que es lógico también que los perros fuesen entrenados como soldados.
Utilizaron entonces grandes molosos los cuales habitualmente llevaban cotas de malla y collares de pinchos a modo de armadura. Los cuales formaban guarniciones enteras en el ejército.
Plutarco dejó constancia del primer perro condecorado de la historia gracias al cual se defendió la Corinto y que fue el único superviviente de un batallón de 50 perros, con cuyos ladridos se alertó a la población y se pudo enviar a un regimiento para recuperar el fuerte. Este hecho heroico, le sirvió al perro para recibir de manos del Senado un collar de plata con el título de "Salvador".
Tanta era la ferocidad de estos animales en combate, que al emperador Claudio, se le ocurrió la genial idea, de incluirlos en el programa del circo para que despedazasen a los prisioneros de guerra, y/o luchasen contra otras fieras.
Más Cave Canem. Fuente: Las mascotas en la Antigua Roma |
Los perros por tanto fueron en Roma sirvientes fieles, cazadores, guardianes, soldados y gladiadores. Por supuesto slo las clases adineradas podían contar con un perro, que no dejaba de ser otro siervo al que alimentar y fueron precisamente estos primeros aristócratas, los que introdujeron otro tipo de perro en la sociedad romana: el perro de compañía, los canis catelli, que se convirtieron en un símbolo de status social.
De uno de aquellos primeros perros falderos, dejó escrito Marcial:
“Issa es más pura que un beso de paloma, más cariñosa que todas las muchachas, más preciosa que las perlas de la India… Para que su última hora no se la llevara del todo, Publio reprodujo su imagen en un cuadro en el que verás una Issa tan parecida que ni siquiera la misma Issa se parecía tanto a sí misma”.
No fue la única perra con nombre (y apellidos) de la que quedó constancia, otros ciudadanos romanos, los enterraron con honores erigiendo incluso algunos estelas fúnebres conmemorativas. Es el caso de Helena una perra cuyos dueños reconocen como parte de la familia en su epitafio: A Helena, hija adoptiva, alma incomparable y digna.
Estela funeraria de Helena. Fuente: Las mascotas en la Antigua Roma |
Esa relación de las clases altas con sus perros es más semejante a la que mantenemos en la actualidad, aunque gracias a dios su tenencia se ha democratizado.
Nos despedimos con Issa y Helena de Grecia y Roma, para que el recuerdo de estas civilizaciones sea tan afable como la herencia cultural que de ellos hemos recibido.
Sean buenos,
YWC
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