Quizás "feliz" no es el adjetivo que mejor defina al Día de Difuntos, al menos no en España. En nuestro país, mucho antes de que Halloween y el Black Friday inundasen anuncios y escaparates con sus calabazas y sus descuentos, inaugurábamos noviembre visitando los cementerios. Así escrito, suena bastante tétrico, pero yo he de reconocer que como en mi niñez tuve la suerte de no vivir grandes pérdidas, no tengo un recuerdo sórdido de aquellos días. Me resultaba extraño más que desagradable pasear entre tumbas y nichos cargada de flores a visitar a aquellos parientes que habían sido importantes para mi familia, pero que mi memoria no había llegado a grabar. Como después nos íbamos a comer todos juntos de restaurante, cosa totalmente extraordinaria durante mi infancia, tengo asociado Difuntos con pasar un agradable día en familia.
Tengo que reconocer que Jalogüín, me pilló tarde, aunque también que confesar, que ya talludita llegué a salir disfrazada. Sin embargo siempre he sentido una fascinación e incluso una curiosidad, más morbosa que sana, por las celebraciones de difuntos en México. Tanto es así, que cuando vi la película Coco, además de lloriquear como una Magdalena, resolví hacer una expropiación cultural y de unos años para acá, monto mi altarcito de difuntos a la española... Qué hortera pensaréis, y tendréis toda la razón :)
Dante, el perro de la película Coco de Pixar. Fuente: Disney Pixar Fandom |
Bueno, sirva todo este rollo introductorio para tener una excusa y hablaros de la extraordinaria y antiquísima raza xoloitzcuintle o xoloitzcuintli, coloquialmente xolo, representada en la película de Pixar por Dante, un perro callejero que acompaña a Miguel en su viaje por el Otro Mundo.
El xolo es una raza de perro endémica de México, cuyo origen algunos investigadores cifran en hace más de 7.000 años. Su nombre es azteca, y proviene de Xólotl el dios de la vida y la muerte en la cultura mexica. Según la mitología azteca el xoloitzcuintle es un regalo del dios Xolotl al hombre después de haberlo creado de una astilla del Hueso de la Vida. Es esa vinculación del Xolo con el mito de la creación el que lo convirtió en un símbolo de la cultura mexicana ampliamente representado en todo tipo de representaciones artísticas.
El Xolo en la cultura prehispánica. Fuente: Revista Fahrenheit
Según la tradición mesoamericana el pelo Xolo era no solo el favorito de los dioses sino también el encargado de acompañar a las almas de los difuntos por el inframundo, eso suponía que los animales fueran venerados en vida, pero sacrificados y enterrados con su dueño si éste moría. Se creía además que cuando los animales tenían manchas en el cuerpo, estas representaban a las almas a las que el perro ya había acompañado.
En las crónicas de los frailes que evangelizaron la zona se recoge el testimonio de su existencia, aunque según las mismas los animales no nacían sin pelo, sino que eran untados con una especie de aguarrás para dejar el cuerpo liso y la piel expuesta. Hoy sabemos que su peculiar aspecto sin prácticamente pelo y dentadura es una cuestión puramente biológica.
Tras la colonización el culto al Xolo desapareció y con él casi la raza, que a mediados del siglo XX estaba casi extinta. No será hasta la década de los cincuenta del pasado siglo que la Federación Canófila de México empiece un programa para la recuperación y reconocimiento de la raza xoloitzcuintle.
En este renacer del Xolo participaron grandes artistas de la talla de los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, pero también Rufino Tamayo y Raúl Anguiano, grandes reivindicadores de la identidad mexica que los incluyeron en sus obras.
Autoretrato de Frida Kahlo con su perro Sr. Xólotl: Saber más Revista Cavecanem
Actualmente el Xolo no solo es una especie recuperada y reconocida por la American Kennel Club sino que ha vuelto a ocupar su lugar en la cultura mexicana estando representados en varios escudos y clubs deportivos de distintas ciudades.
Xolo en el Club Tijuana. Fuente: 20 minutos
Y esto es todo por hoy queridos, nos leemos la semana que viene,
YWC
Xoloitzcuntle |
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