Tenemos que decirte que nuestro
objetivo es el bienestar animal, y por eso, nuestra obligación es pensar en
primer lugar en ellos. Nuestro esfuerzo no se dirige a encontrarte el perro
ideal o el gato más adecuado, sino a encontrarles a ellos el humano apropiado.
Les conocemos muy bien, sabemos qué es lo que necesitan, lo que no les gusta,
lo que les conviene, el tipo de vida al que se adaptarán sin problemas, el
nivel de actividad que necesitan. Por eso te hacemos preguntas sobre tu estilo
de vida, tu trabajo, tu familia, tus horarios y tus costumbres; preguntamos si
tienes en casa más animales con los que tendrá que ser compatible, si los has
tenido antes y por tanto tienes experiencia, o no la tienes y no te conviene un
animal que requiera cierto conocimiento “especializado”.
Si solicitas adoptar un animal
en concreto y te decimos que ese no, trata de entender que es por su bien, pero
en realidad, también por el tuyo: si tu vida no se adapta a sus necesidades,
tampoco él se adaptará a tu vida.
Si vienes buscando un tipo
de animal, trataremos de presentarte a los que se puedan adaptar tanto a tu
gusto como a tu estilo de vida, porque precisamente las adopciones óptimas
consisten en la coincidencia entre lo que él necesita y lo que tú puedes
ofrecerle: la adaptación será fácil y ambos seréis felices.
Si te preguntas por qué no
puedes simplemente recorrer el albergue
para ver cuál te gusta, es muy sencillo: no es un supermercado. No se elige un
animal por su aspecto, sino por su carácter y por la adecuación de sus necesidades
a tu estilo de vida.
Y no, no son formas de
disuadir a los posibles adoptantes, ni de poner trabas a la adopción; es
simplemente que ponemos el bien del animal por encima de todo lo demás.