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Mostrando entradas de abril, 2019

SER UNA CASA DE ACOGIDA: LO QUE HE APRENDIDO EN ESTOS DIEZ AÑOS

Capítulo 5: Un gato no es un perro Fue 2016 el año en que creí que como tenía una gata y una perra, y colaboraba en una protectora, bien podía postularme como casa de acogida tras haber sido acogedora canina. ¿Sabéis? A veces cuando pienso en antiguos razonamientos me pregunto a mí misma si en todo momento el oxígeno fluía como requiere un buen funcionamiento cerebral, tonterías aparte, la cuestión es que corría agosto cuando una camada de gatinos lactantes me dio la oportunidad de probarme a mí misma todo lo que ignoraba de la crianza felina. Cogí cuatro larvas de gato, dos biberones y un trasportín y me los llevé a casa fantaseando con el momento en el que fuesen peludos boliches que correteasen a su antojo… Los bautizo como Mingo, Teresa, Pinón y Telva sin saber distinguir, ni que me importase, el género que ostentarían de adultos. Sin embargo no pudo ser… Mi inexperiencia y su delicadeza no hicieron buenas migas y se me murieron tres de los cuatro… El primero de ellos est...

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Capítulo 4: Los perros y los gatos tienen necesidades distintas, lo sabes, pero ¿las conoces? Pues sí… En 2014, cuando ya llevaba seis años acogiendo perros, se me ocurrió la genial idea de adoptar un gato. Yo había compartido casa con una colonia felina y creía sinceramente que mi querida perra estaría más que dispuesta, encantada, de compartir su tiempo y su espacio con un nuevo intruso. Un domingo tras haber visto a Luni, fingir ser una gata cariñosa en un vídeo nos fuimos a Serín y la adoptamos. Así, sin más. Para comprobar la compatibilidad de mi querida perra, entramos un día con ella en la gatera y como ni Nanda ni la gata parecieron reaccionar, pensamos que aquello era pan-comido, firmamos un nuevo contrato de adopción y aterrizamos en casa con aquel limiago felino. Aunque yo debería saberlo de antemano, las cosas en un principio no son mágicas y cuando lo son, es que aún estamos tanteando el terreno y no nos hemos asentado lo suficiente. Al llegar a casa, a Nanda le ...

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Capítulo 3: Si no conoces a tu perro no incorpores más animales en tu casa Pues estamos a finales de 2011, aún llorando por Scrappy e incorporando a Nanda en casa. Nanda había compartido con nosotros muchos fines de semana y era una perra muy lista y tranquila. Además Scrappy nos tenía muy mal acostumbrados y ni se nos pasó por la cabeza que Nanda pudiera tener sus preferencias a la hora de compartir piso . Pero la realidad es muy tozuda y siempre se impone. Habían pasado tres meses desde el alta de Nanda en nuestras vidas a jornada completa y como nos parecía que ya era tiempo más que suficiente optamos por volver al albergue y que nos asignasen un nuevo ahijado. Inciso: No sé si alguna vez os lo he dicho pero en esta santa casa les teníamos un poco de inquina a los bóxer y nunca nos habían gustado los perros atigrados… Como muchos otros nos sentíamos intimidados por un aspecto que nos parecía agresivo. Lo de los bóxer se basaba en una cierta animadversión a los perros que s...

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Capítulo 2: Apadrinar tampoco significa Adoptar Sigo contándoos la cantidad de veces que metimos la pata cuando nos embarcamos en esto del acogimiento. Vamos por el Capítulo 2 Apadrinar tampoco significa Adoptar. Hace diez añitos, allá por 2009, mi vida era ligeramente distinta pero por fortuna o por desgracia muy parecida a la actual. En el fondo tampoco hemos cambiado tanto ☺ Como estaba claro que el acogimiento de larga duración no era lo mío (o más bien lo nuestro), cuando en un desfile conocimos a Nanda, se nos ocurrió la genial idea de intentarlo con otra modalidad: “el apadrinamiento”. Nanda era una perra grande para los que entonces eran nuestros estándares de tamaño. Mi yo de entonces, seguía pensando que sólo los perros pequeños podían vivir bien en un piso, por lo que creía tener claro que aquel animal podía beneficiarse de nuestra tarea socializadora sin que hubiera riesgo de que nos sintiésemos tentados de adoptarla. Nuestra ingenuidad de aquella época, m...

SER UNA CASA DE ACOGIDA: LO QUE HE APRENDIDO EN ESTOS DIEZ AÑOS

Capítulo 1: Acoger no es sinónimo de Adoptar Como el tiempo pasa muy rápido, a la que te descuidas los años te caen encima por decenas y junto con las arrugas vienen los períodos de reflexión. Hoy quería hacer balance y dar con vosotros un repaso a las cosas que he aprendido y desaprendido en estos últimos diez años como casa de acogida. Como no soy ni etóloga ni educadora, he ido por desgracia, avanzando o retrocediendo, a base de prueba error. Mi primer acogimiento fue también mi primer perro adoptado, se llamaba Scrappy, y he hablado infinidad de veces de él en éste blog. Pido perdón si una vez más me repito… Scrappy llegó en una época de nuestra vida, en la que acabábamos de aterrizar nuevamente en Asturias, de alquilar un piso y de estrenar un trabajo, todo en uno. Llevábamos los últimos años dando tumbos de un lado para otro y esa inestabilidad me había impedido compartir vida con un animal, por eso la primera vez que oí hablar de ser “casa de acogida” me pareció la mej...