Hace exactamente una semana que
quiso el destino que un gato negro se cruzase en nuestras vidas, y por contra
de lo que establece la superstición, no fue él quien atrajo nuestra mala
suerte, si no nosotros quiénes hicimos que la suya se torciera.
Guiñapo, es un gatín negro de
entre 6 y 8 meses, que la primera noche de diciembre mientras buscaba el calor
de un motor dio un paso en falso y por poco no pierde sus siete vidas todas de
golpe. Nosotros fuimos testigos de su desgracia. Presenciamos impertérritos
como el Mini Coupé, ajeno totalmente a su existencia lo atropellaba y nos
lamentamos amargamente de no haber advertido de su presencia a la conductora.
Sin embargo, el karma se puso de
su parte.
Cuando las chicas de SOS Gatos
acudieron en su ayuda, todos pensábamos que aquel animal iba a tener que ser
eutanasiado. Miagaba de dolor, no podía moverse y en el rincón en el que se
acurrucó podía verse el charco oscuro y espeso que la sangre formaba a su
alrededor. Lo llevaron de urgencia al veterinario, y las pruebas confirmaban el
mal diagnóstico, órganos desplazados, hemorragia interna, cadera dislocada…
Pero no lo durmieron. Lo sedaron y retrasaron el momento a la mañana siguiente.
La vida y la muerte, están
compuestas por momentos que sin saberlo convertimos en cruciales.
El minuto aciago en el que el
coche arrancó ante nuestros ojos le costó a Guiñapo una de sus vidas, el
instante en el que la veterinaria decidió darle unas horas de tregua le
devolvió las otras seis… Al día siguiente Guiñapo había mejorado y se
manifestaba como un pequeño ronroneador. Seguía estando muy débil, pero había
ganado fuerzas. Aquí surgía la tercera encrucijada vital del pequeño Guiñapo sin
que él tuviese opciones siquiera a inclinar la balanza a su favor. Los
veterinarios que lo atendían se preguntaban si era viable o no operarlo, la
protectora qué sería de él si lo hacían, pero como la panterita se resistía a
rendirse decidieron lanzar otro órdago e intervenirlo.
Lo operaron el lunes y Guiñapo,
sigue luchando por seguir aquí, en éste mundo nuestro. No sabemos aún si ésta
será la vencida, pero la panterita se merece que al menos lo intentemos. Viendo
el estado en el que se encontraba ningún nombre nos parecía más apropiado para
él que Guiñapo. Guiñapo I el
invencible, Guiñapo I el gran luchador…
Si todo sale bien, se vendrá esta
semana para casa, y empezará con nosotros otra de sus vidas. Cruzad dedos,
patas y garras, porque esas vidas que le queden sean ya de las de “y fueron
felices y comieron perdices”.
Mucha suerte Guiñapo, ¡Vamos
chico!, un último esfuerzo ¡te estamos esperando!