Hace siglos se me ocurrió, leyendo blogs, páginas y foros de decoración, que sería entretenido hacer corazoncitos de tela y rellenarlos de lavanda o cualquier popurrí aromático, para perfumar los armarios.
Como son pequeñitos, se pueden ir haciendo a ratitos, en plan coser un rato mientras ves la tele, por ejemplo. Poco a poco me fue gustando más la idea de colgar los corazones en puertas y tiradores, y al final, los puse a diestro y siniestro por todas partes. Y estoy encantada, le dan a la decoración de mi casa un toque entre rústico y romántico, y decididamente vintage.
Pero también tienen otros usos: pequeños, como llaveros o colgantes para bolso; grandes, son unos preciosos cojines; rellenos de catnip, como juguetes para gatos.
Así que cuando empezó a lanzarse la iniciativa de Artesanas Solidarias, nos pareció buena idea hacer unos cuantos corazones de tela.
No pueden ser más fáciles de hacer: dibujar o imprimir el patrón, recortarlo del tamaño que quieras, y cortar dos piezas iguales en la tela.
Dos piezas iguales en la forma, pero no necesariamente han de ser las dos partes de la misma tela, quedan muy bonitos combinados.
Después, se cosen las dos partes por el revés, derecho contra derecho, dejando un lateral abierto para darle la vuelta y rellenarlo con lavanda para perfumar, con guata si son para adornar o con catnip si serán juguetes para gatos. No está de más darle unos cortes pequeños en las curvas y esquinas, para que quede mejor al volverlo, y una vez puesto del derecho, la mayoría de las telas agradecen una pasada de plancha. Después, coses el trocito abierto, y decoras el corazón con lazo, cordón, cuentas, puntillas, un festón en contraste... lo que se te ocurra (y tengas en la colección de retales), y ya está preparado el corazoncito para iniciar su nueva vida.
Nota: este minitutorial lo publiqué inicialmente en el blog Cluberas y en Artesanas Solidarias.
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