Escribo esta entrada como respuesta a un correo que Maria Luz
Del Vado Espallargas nos hizo llegar contándonos su propia
historia y la de su gorrión. Hola Maria Luz, Jefferson y yo te saludamos :)
La hago pública de todas formas porque a tenor de los
comentarios recibidos, constato que no somos las únicas que nos hemos tropezado
con la encrucijada que supone la crianza de un pichón.
Lo primero de todo es comentarte que no considero que hayas
hecho mal dejando al animal viviendo contigo. A día de hoy, yo no sé todavía, si
Jefferson será capaz de desenvolverse por sí mismo, en cuyo caso lógicamente yo
tampoco lo dejaré marchar. Creo que hay situaciones distintas para cada animal
y cada contexto.
No seré yo quien te diga lo que tendrías que haber hecho o dejado de hacer, cuando yo misma tengo un gorrión en casa que aún no sé si podré o no soltar. Lo primero que me dijo el veterinario cuando fui a por comida para criarlo es que si tenía pensado soltarlo debía evitar el contacto con el animal, que no me asociase con nada, ni bueno ni malo, para que él pudiese desarrollar sus propios instintos.
No seré yo quien te diga lo que tendrías que haber hecho o dejado de hacer, cuando yo misma tengo un gorrión en casa que aún no sé si podré o no soltar. Lo primero que me dijo el veterinario cuando fui a por comida para criarlo es que si tenía pensado soltarlo debía evitar el contacto con el animal, que no me asociase con nada, ni bueno ni malo, para que él pudiese desarrollar sus propios instintos.
Lo cierto es que a día de hoy, cuatro semanas más tarde de su
recogida, ese distanciamiento aún no se ha producido, por lo que no sé qué
pensar… Sea como fuere, Jefferson está aquí de momento y si tiene que quedarse,
pues seremos uno más, aunque le pese al gato…
Sinceramente, yo preferiría, en el caso de Jefferson, que
pudiese volar libre. Me gustaría, porque esa era en un principio la idea
original. Me apena además tenerlo encerrado en una jaula, aunque tenga algunos
recreos diarios para revolotear a su antojo. Aparte de por la higiene, no puedo
dejarlo libre porque comparto piso con un perro y un gato, y ninguno de los
dos, especialmente mi tigresa de sofá, parece estar dispuesto a tener una bola
de plumas brincando por el salón.
Quisiera también soltarlo, porque no querría que su vida
fuese tan solitaria. Yo no tengo otros pájaros con los que pueda dialogar, y
los gorriones son pájaros sociables por naturaleza. Creo que lo principal, como
en todos los casos es la calidad de vida. Me gustaría que Jefferson la tuviese,
pero ¿qué es calidad de vida? Si te soy sincera creo que tendemos a asignarles
a los animales nuestras propias emociones. Hemos aprendido a relacionar jaula
con encarcelamiento y esa privación de libertad la asociamos con la nuestra
propia, con lo que nosotros mismos sentiríamos en caso de vernos encerrados.
Creo desde luego que es una crueldad tener a un animal encerrado en contra de
su voluntad, pero no creo que ese sea el caso de tu pájaro. Es inhumano coger
un ave adulta y libre, pero este ejemplo no me sirve porque seguiríamos sin
hablar de tu gorrión o del mío.
Suelto el pájaro lucharía cada día por sobrevivir, buscando
alimento y cobijo y el precio de su libertad sería acortar su esperanza de
vida. Desconozco si el pájaro preferiría ser libre o garantizar su sustento
mediante la domesticidad. Cosas más raras se han visto. De todas formas, es
fácil de determinar. Si el animal tiene que estar continuamente recluido,
tiende a escaparse y rehúye el contacto humano, está manifestando su
descontento con su situación de preso político. Si por el contrario, como en tu
caso, el animal adora la compañía humana, ha encontrado otra forma de ser feliz
junto a vosotros.
¿Sabes? En biología existe un proceso denominado impronta que
se desenvuelve durante el aprendizaje de los animales jóvenes: Durante un corto
periodo de receptividad, las crías adquieren una serie de reacciones
estereotipadas tomadas de lo que consideran como un modelo de aprendizaje. Eso es
probablemente lo que le ha sucedido a tu pájaro. Ha asociado a los humanos con
la especie a la que pertenece y soltarlo, lejos de favorecerlo, lo
perjudicaría.
Posiblemente ambas, tú y yo, debimos dejar que la naturaleza
siguiese su curso, pero lo cierto es que no lo hicimos. Somos personas y como
tales hemos creado nuestras propias leyes aparte de las naturales. La empatía y
la solidaridad forman parte de nuestros valores. Hayamos obrado correcta o
incorrectamente, sinceramente, no considero que hayamos hecho nada malo.
Disfruta del pajarín, y reconfórtate pensando que le diste
una oportunidad que de otra forma no hubiese tenido. Le das una buena vida, y
no solo eso, sino que su esperanza vital con vosotros ha pasado de una media de
8 años (en libertad) a los 13 que alcanzan domesticados.
Muchas gracias por compartir con nosotros tu experiencia. Y
precioso ejemplar tu pájaro. Esperamos que nuestro Jefferson, con nosotros o
por su cuenta, también alcance la plenitud de sus siete años.
Las fotos de hoy, se
corresponden con el gorrión de Maria Luz. Todas las fotos de pajaruelos
rescatados serán bienvenidas para ilustrar nuevos artículos sobre la crianza
amateur de pichones. Correo: amigosdelperroblog@gmail.com