Es muy difícil para mí elegir el mejor momento, ya que afortunadamente (desde que
tengo uso de razón) a lo largo de mi vida he tenido muchísimos momentos
excelentes con los animales, más que con las personas. Pero a continuación
destacaré 2 importantísimos. En el año 2000 cuando llegué a España procedente de
Argentina, no lo hice sola, viajaron conmigo Kefir (pastor alemán
epiléptico), Jonathan (abuelito de 14 años), Giannina, Dulce, Perlita (gatas) y
Goldito (gato). Todos me decían que estaba loca, que como los iba a traer, el
veterinario me aconsejaba que Jonathan al ser tan viejito y tomar medicación
para el corazón no me aguantaría el viaje de casi 13 horas, pero no los iba a
dejar abandonados. Cuando aterrizamos en tierras españolas y empezaron a salir
por la cinta de las maletas, todos ell@s en sus cajitas (transportines) y
confirmar que se encontraban perfectamente ¡¡¡MI CORAZÓN EXPLOTÓ DE ALEGRÍA!!!!
se me cayeron las lágrimas de la emoción, porque después de todos los
preparativos, ¡¡¡lo había conseguido!!!, ese día no lo olvidaré jamás por eso
CUANDO SE QUIERE SE PUEDE. Por otro lado me siento inmensamente feliz cuando
acudo al albergue. Por muchos problemas o preocupaciones que tenga, en el momento
que llego a la protectora me olvido del mundo. Saber que esos peludines han sido
maltratados, humillados y no tienen rencor, te reciben con lametones, estrechando
sus patas, a mí me alimenta el alma, es una labor muy muy gratificante y que
recomiendo. Por todo lo dicho anteriormente mi frase favorita siempre ha sido
"CUANTO MÁS CONOZCO A LA GENTE, MÁS QUIERO A MI PERRO"...
LOS PELUDOS QUE ACOMPAÑARON A MARIELA EN SU VIAJE:
MARIELA CON LOS PERROS DEL ALBERGUE: