Querido imbécil, lo que me estás contando ya lo he oído más veces y no por eso dejo de cabrearme (que te quede claro que no pienso disculparme). "Buenas tardes: mi niño quiere un cachorro... es la ilusión de su vida." Te miro a ti, a tu niño, un retaco de 4 ó 5 años que no es capaz de sonarse los mocos solo, pero tu amor de padre le cree capacitado para atender las necesidades de un cachorro (¡pa’ nota chaval!). Como una a estas horas ya está un poco quemada, no me voy a andar por las ramas: La ilusión de mi vida es tener una granja de renos en Laponia, pero mira tú lo que es la vida, mi padre aún no me la ha regalado...Yo sigo pidiéndosela como regalo de Reyes... pero oye, ¡ni caso! Te voy a decir más, he perdido la cuenta de los cachorros que he tenido (míos, en mi casa, responsabilidad sólo mía), pueden ser algo maravilloso, te cambia la vida, te hacen mejor persona, con cada uno cursas un doctorado en paciencia, te...
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