Vidas felices, sí, y no finales felices, porque la adopción no es el final, sino el comienzo de una nueva vida. Una vida mejor, porque por muy bien que les cuidemos en los albergues, los perros necesitan tener una familia de verdad, un hogar.
Los adoptantes de Nortona nos han enviado unas fotos preciosas que queremos compartir con todos vosotros. Se está adaptando muy bien, están encantados con ella y nuestra pequeña ¡por fin! tiene un hogar.