Querido imbécil, lo que me
estás contando ya lo he oído más veces y no por eso dejo de cabrearme (que te
quede claro que no pienso disculparme).
"Buenas tardes: mi niño quiere un cachorro... es la ilusión de su
vida."
Te miro a ti, a tu niño, un
retaco de 4 ó 5 años que no es capaz de sonarse los mocos solo, pero tu amor de
padre le cree capacitado para atender las necesidades de un cachorro (¡pa’ nota
chaval!).
Como una a estas horas ya
está un poco quemada, no me voy a andar por las ramas:
La ilusión de mi vida es
tener una granja de renos en Laponia, pero mira tú lo que es la vida, mi padre
aún no me la ha regalado...Yo sigo pidiéndosela como regalo de Reyes... pero oye,
¡ni caso!
Te voy a decir más, he
perdido la cuenta de los cachorros que he tenido (míos, en mi casa,
responsabilidad sólo mía), pueden ser algo maravilloso, te cambia la vida, te
hacen mejor persona, con cada uno cursas un doctorado en paciencia, te ríes con
las putaditas que te hacen mientras crecen, renuncias a muchas cosas cuando
tienes un perro, cambias tu destino de vacaciones por ellos, por no decir que
una parte de tus ingresos irán destinados a su alimentación, veterinario... Todo
esto no tendrá importancia si realmente quieres compartir tu vida y tu tiempo
con uno o con una manada.
Tú niño (4 ó 5 años) quiere
un cachorro, la ilusión de su vida, pero me dices que tú, adulto (se supone con
una neurona que funciona) no quiere un perro.
A ver lumbrera, me lo pones fácil:
En tu caso, un cachorro será
una tortura, se te han pasado unos pequeños detalles: ese cachorro que parece
un peluche, llegará a tu casa y lo primero que hará será mear y cagar por todas
partes, entre pis y pos destrozará tus zapatillas, olvídate de las alfombras y
cuando empiece a cambiar los dientes vete pensando en cambiar el mobiliario.
Sin apurarme te diré que si no eres capaz de
explicarle a tu hijo que NO tiene edad suficiente para ser responsable de
la educación y cuidados que requiere un perro, sinceramente no te veo
capacitado para tener un perro, un gato... vaya, ¡ni un caracol dejaría yo en
vuestras manos!
Resumiendo papi: mejor le
regalas una XBOX o como coño se escriba, no tendrá problema tu niño en
manejarla y cuando se canse, la puede dejar en un rincón cogiendo polvo, porque
cuando se canse tu niño del perrito, serás tú quien lo deje en una puñetera
perrera o lo que es peor, tirado en una carretera.
Un perro es demasiado importante para ser un
regalo de Reyes.
QUERIDO IMBÉCIL: UN PERRO NO
ES UN JUGUETE. UN PERRO NO ES UN REGALO DE REYES!!!!!!
PD: El próximo año, por
estas fechas, vuelvo a escribirte.
DOGS
& MOUNTAINS
Nota: este artículo se publicó en Los Mundos de Gunter en enero de 2015.