Ir al contenido principal

YO NO PODRÍA…

¿Sabéis?, desde que me adentré en el maravilloso mundo del acogimiento canino, me he ido tropezando a lo largo del camino de la empática frase que encabeza este texto… Yo no podría, es la respuesta habitual a la pregunta que yo nunca he pronunciado.

Cuando por H o por B, sale a colación que soy voluntaria en un albergue, la mayoría de las personas que tienes enfrente en ese momento se sienten obligadas a justificarse y poniendo el piloto automático intentan dar explicaciones a algo que nadie cuestiona. Indiferentemente de que uno tenga o no tiempo, nadie le exige a un tercero que done el suyo a una causa. De hecho la palabra voluntario parte del sustantivo voluntad o dicho en plata viene de la expresión ‘hago esto porque me da la real gana’. Sin embargo, como digo, lo habitual es que tu interlocutor, más aún si le gustan los perros, no digamos ya si además él mismo tiene uno, se sienta forzado a confesar, como si estuviésemos aplicándole un tercer grado, que a él/ella le encantaría hacerlo pero que por desgracia no podría… Y aquí como decían los antiguos romanos, tras la excusatio no petita llega la acusatio manifesta, porque al yo no podría siempre creen que hay que añadirle un porqué e invariablemente éste suele ser un porque me muero de pena… Traducido al cristiano cabreado, es decir mi lengua materna, el yo no podría porque me moriría de pena viene a ser un: yo que soy demasiado buena persona, no puedo dedicarme a acoger un animal porque luego al tener que devolverlo al albergue me muero de pena donde subliminalmente va implícito un: no como tú que eres una mala persona sin corazón ni sentimientos a quien no le importa abandonar un animal a su suerte después de haberlo criado bajo tu techo… Aunque debería de estar acostumbrada a este discurso, desde que Pattie y Shelma están en casa, la frecuencia con la que lo oigo se ha disparado y con ella se han agotado mis nunca abundantes reservas de paciencia.

Pues efectivamente queridos interlocutores pasados, futuros y presentes, yo he criado a dos perras a biberón, que si, Dios no lo quiera, no encuentran casa, tendré que depositar con todo el dolor de mi corazón (ese que no tengo) en el albergue. Porque para desgracia de mi Pattie y mi Shelma, tengo animales por encima de mis posibilidades. Y efectivamente yo también hay cosas que no podría y de hecho no pude hacer. No pude mirar a otro lado y hacer como si no existiesen diciendo ‘pobres a ver si encuentran quien las ayude’. No pude ignorar su existencia ni la llamada de socorro de un albergue que se estaba viendo superado. No pude evitar pensar que si no las cogía, les estaba quitando la única oportunidad que tenían de sobrevivir.

Probablemente sea un monstruo desnaturalizado porque soy voluntaria en un albergue y no dudo en dejar de vuelta a los perros que saco a pasear. Debo ser una psicópata sin alma porque no puedo hacerme cargo de las dos perras que he sacado adelante a golpe de biberón y tengo que buscarles una casa.

Soy en definitiva una mala pécora, porque no me puedo hacer cargo de todos los animales a los que intento ayudar…

No como tú claro, querido interlocutor, que eres tan buena persona que aunque te atreves a juzgarme, ni siquiera te has dignado a pisar un albergue en toda tu puta vida. Menos mal, pensarás, que existe mucha gente como tú... Pues yo, querido, permíteme que lo dude…





Entradas populares de este blog

Los osos del parque San Francisco: Petra y Perico

La verdad es que esta entrada bien podría haberla titulado cómo hemos cambiado , pero mejor, yo os cuento quiénes eran Petra y Perico, y ya vosotros si eso sacáis vuestras propias conclusiones. Básicamente para todos los que no somos de Oviedo, y probablemente para gran parte de los ovetenses nacidos a partir de 1976, Petra y Perico, son tan solo dos nombres anacrónicos. Connotaciones diferentes tienen para los que rozan la cincuentena, que son quienes conocen a los osos a los que me estoy refiriendo. Para el resto, profanos todos, os cuento: Allá por la mitad del siglo pasado, para ser más precisos en su ecuador, en el año 1950 un cazador en Somiedo mató a una osa. Parece ser que la osa cayó en un lazo y según las crónicas de la época el bestia del cazador, remató al animal palos, que ya hay que ser bárbaro… La matase como lo hiciera, aquella osa tenía dos esbardos , una hembra, que pasó a denominarse Petra y un macho, que durante su corta vida se llamaría Perico. Ambos osezn...

9 Curiosidades sobre gaviotas que quizás desconocieras

Siempre he pensado que el mundo sería indudablemente un lugar muy triste si no existiesen los pájaros y mi breve incursión en el mundo gaviotil no ha hecho más que reafirmarme en esta afirmación. Como estoy segura, o quiero pensar, que no soy la única a la que le apasionan los pajaruelos urbanos, voy a recolectar algunas de las anécdotas que más me han llamado la atención en un primer acercamiento a la fauna avícola urbana. Pido perdón por adelantado a biólogos y ornitólogos por lo superfluo de mi conocimiento pajaril. Empiezo como no podía ser de otra forma con las gaviotas porque Mariano ha hecho que mi visión de estas poderosas y hasta cierto punto peligrosas aves marinas haya cambiado. Gaviota Patiamarilla. Fuente:  SEO     Las gaviotas: Pueden beber agua salada y expulsarla en forma de lágrimas. ¿WTF? No pueden volar si no hay viento. La calma chicha como criptonita de gaviotas, ¿quién lo hubiera pensado? Pueden caminar sobre el agua gracias a...

Muezza: el origen de la adoración gatuna en Turquía

De entre todos los animales de la Tierra el gato era el preferido del Profeta Mahoma. De hecho, cuando predicaba, era común que lo hiciera portando algún felino en sus brazos. Se cree por tanto que el gato adquirió el don de caer siempre de pie como regalo del profeta al acariciarles el lomo. En la casa del profeta vivían varios felinos, pero la preferida era una gata llamada Muezza. Un día Mahoma se vestía para asistir a la oración matinal y al ir por su túnica descubrió a Muezza dormida sobre la manga. Para no perturbar su sueño, tomó unas tijeras y cortó la manga. Al regresar de la mezquita la gata agradecida por la consideración, le hizo una reverencia a Mahoma. El Profeta ha su vez conmovido acaricio tres veces la frente del felino, dejando con el roce de sus dedos la marca de Alá en forma de letra M.   La leyenda dice que Muezza era una gata blanca con un ojo ámbar y otro azul, motivo por el cual, gracias a ella los gatos blancos con ojos disparejos son considerados en Turquí...