En los años ochenta había un
anuncio de colonia que empezaba su soniquete con un “Tenemos chica nueva en la
oficina, que se llama Farala y es divina” (Para los descreídos y/o para los
nostálgicos: el horroroso jingle de Farala podéis consultarlo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=jzan2Tusanw
)
Y Yo treinta años más tarde, tengo
una chica divina y nueva, en casa que no en la oficina, y a la que en lugar de
Farala llamamos Lassie.
Lassie ha aterrizado en nuestra
casa con catorce añitos (que se dicen pronto) a sus espaldas, con lo que su
única definición posible para Lassie es la de es una perra vieja. He tenido perros que con los años envejecieron,
pero Lassie es la segunda perra a la que acojo ya de anciana y por eso, pese a
los prejuicios que generan la adopción de perros viejos, me gustaría poder hablaros
de sus pros, ya que estoy segura de que todos conocéis ya sus contras.
Por el contrario de lo que pueda
parecer, la adaptación de un perro viejo es mucho más sencilla que la de un
perro joven o un cachorro. Los perros de cierta edad, suelen llegar a las protectoras
por avatares vitales (fallecimiento o enfermedad del dueño, son las causas más
comunes) lo que significa que ya han vivido en una casa y conocen el manual de
uso de los humanos.
Habitualmente estos perros ya
saben hacer sus cosas fuera, saben que hay unos horarios en los que bajarán a
la calle y que tienen que aguantar hasta que estén en el exterior. Su nivel de
energía es más bajo que el de los perros jóvenes, por lo que requieren de menor
actividad y no necesitan largos paseos u horas de juego.
Los perros de esta edad tienen el
carácter totalmente definido. No tendrás sorpresas: si el perro es dócil, será
dócil; si es terco, será terco, no hay más vuelta de hoja.
Además, si por algo se caracterizan
es por su tranquilidad, un perro anciano no va a estresarse ni a estresarte. Puedes
dejar a tu nuevo perro viejo solo en
casa sin supervisión porque no habrá destrozos a tu vuelta.
Un perro viejo no necesita mudar
los dientes, puede que se le caigan… (Ejem… Chiste malo…) pero no le volverán a
salir…No tendrás que armarte de paciencia ante la temida etapa de la dentición.
En mi experiencia personal te
diré, que los perros viejos aprenden rápido, saben que los humanos imponemos
normas, por lo que estarán atentos los primeros días pendientes de lo que
quieras enseñarles.
No te creas el mito de que solo
los cachorros pueden ser adiestrados, los perros pueden ser educados a
cualquier edad. Un perro viejo, solo quiere compañía. No te dará problemas. Raramente
ladrará. Un perro anciano es finalmente como un peluche animado, que quiere
disfrutar contigo de su tiempo.
Qué es lo que un perro viejo
tiene en contra: pues la edad. Nadie quiere que su perro se muera, y adoptar un
anciano conlleva enfrentar la muerte y/o la enfermedad de tu perro a corto
plazo.
Sin embargo, Por paradójico que
parezca a simple vista, un perro anciano puede enseñarte a vivir el día a día, mucho
mejor de lo que lo haría un cachorro.
No hay futuro incierto que valga,
lo único real es que tu perro está aquí hoy, el mañana no existe y eso solo te
lo puede mostrar un anciano.
Nadie mejor que alguien que lo ha
vivido todo ya, para enseñarte el valor del Carpe
Diem, para decirte, no hagas planes pensando en el futuro, no te lamentes
pensando en lo que no hiciste en el pasado, todo lo que tienes es este preciado
presente que estás dejando escapar.
Me gustan los perros viejos, me
obligan a darme cuenta que da exactamente igual lo que me empeñe en proyectar
en el mañana, que lo único que cuenta es el hoy.
Me gusta su dulzura, su
tranquilidad, su devoción y entrega.
No sé el tiempo que Lassie estará
entre nosotros solo sé que ambas estamos marcadas por latinismos, ella enarbola
su Carpe Diem (Aprovecha el momento) yo mi Alea Iacta Est (La suerte está
echada) o lo que es lo mismo: Lo tenga que ser será.