¿Sabéis? Este fin de semana en
Principets, me volvieron a asaltar las dudas que siempre me abordan cuando acudimos
a este tipo de eventos. Mis interrogantes se resumen en un categórico: Pero ¿Qué
coño hacemos aquí?
Y me explico: Principets, como
otros muchos certámenes y ferias de temática animal, se destina principalmente
a mascotas. Es decir a perros con todas sus necesidades básicas más que
cubiertas. Principets es para entendernos como nuestro Black Friday, pero sin
rebajas, una oda al consumismo más exacerbado dedicado única y exclusivamente a
la adquisición compulsiva de objetos y productos que nuestros animales ni
quieren ni necesitan…
Lamento si alguien se ofende pero
sinceramente lo digo como lo siento.
VERA, EN PRINCIPETS |
Pasear entre expositores,
esteticistas, ropa de marca, collares de Swarovski y pedigrís, hace que
nuestros animales parezcan aún más desarrapados. Es cierto, que Principets da
presencia a las Protectoras asturianas permitiéndoles establecer su stand y
organizar un desfile que les de visibilidad, pero en serio, parecemos el pobre
sentado a la puerta de la Iglesia esperando a que las señoras de bien con sus
visones, le den la monedita sobrante del cepillo mientras le piden que por
favor no se lo gaste en vino…
Ver pasear perros peinados y
vestidos como si fuesen Alessandra Ambrossio a punto de abrir el desfile de
Victoria´s Secret, y a su lado, nuestros pequeños menesterosos suplicando tener
una oportunidad, hace demasiado evidente la diferencia de clases, y poco me
faltó para levantarme puño en alto cantando la Internacional…
Tengo que pararme en seco, tomar
distancia y pensar que la nuestra es una carrera de fondo, que cuantos más
perros existan en la Aristocracia,
más serán los que alcancen la Burguesía
y que entonces más cerca estarán, nuestros parias de la tierra, de formar parte
de la ansiada Clase Trabajadora…
No lo sé… solo sé que el sábado
volví a pensar que por desgracia siempre hubo clases, incluso entre los perros:
clases de perros y perros con clase…
Tendré que quedarme con que por
suerte para ellos, ni los unos ni los otros, son conscientes de que las
comparaciones existen y son un asco.
Ellos, los nuestros, solo vieron
un día fuera del albergue, unas horas recibiendo caricias, tiempo y atenciones.
Solamente por eso, habrá que
dejar a un lado otros componentes ideológicos, y darlo por bueno…