La semana pasada hablaba de elefantes, pero si hay un animal que ha sido utilizado durante milenios en las guerras ése es por antonomasia, el caballo. No en vano existe una unidad militar que lleva su nombre: la caballería.
La primera evidencia del uso del caballo en los conflictos bélicos data del 4.000 a.C. Es decir poco después de su domesticación, los caballos empezaron a ser usados como “soldados” y así lo evidencian los restos arqueológicos descubiertos en las actuales Ucrania, Hungría y Rumanía.
En Sumeria, en la antigua ciudad de Ur, se encontraron representaciones de estos animales en grabados artísticos, donde aparecen tirando de carros.
Ilustración 4 Grabado de un carro de Guerra. Fuente Pixabay |
Su presencia en los ejércitos era sinónimo de fortaleza y victoria y así se recoge en los textos antiguos. Los caballos fueron piezas claves en el poder militar de los ejércitos de Egipto, Asiria, Babilonia y Persia.
Aunque inicialmente eran utilizados para tirar de los carros de guerra, la caballería comenzó a ser utilizada como un cuerpo militar por los antiguos asirios en el siglo VIII a. C. Los griegos seguirían ese camino utilizando jinetes como un cuerpo guerrero de ataque, aunque serían los persas quienes lo perfeccionasen.
Los caballos fueron utilizados por todos los pueblos y hay constancia de su importancia en los ejércitos indio y chino desde el primer milenio a.C. Sin embargo la a representación más cercana de la caballería nos ha llegado a través de la Edad Media.
Por películas y series todos tenemos presentes las justas medievales con sus caballeros andantes ataviados con su armadura, a lomos de una montura igual de equipada que su jinete.
Es por ello que durante la Alta y la Baja Edad Media, los caballos se convirtieron en un bien tan preciado como para hacer rico al reino que pudiese disponer de ellos en abundancia. Es el caso de Hungría que en esta época se hizo famosa por estar especializada en el comercio de estos animales. ”
Ilustración 5 Recreación de justas medievales. Fuente Pixabay |
Pese a que la imagen que nos ha llegado de aquella época es la de las épicas batallas a caballo, en realidad debido a la fortificación de las ciudades, se preferían otras técnicas de guerra como el asedio. Los caballos eran utilizados principalmente en los juegos de guerra y las exhibiciones. E incluso a partir del año 1.650 la utilización de armaduras completas desaparece de los combates y queda restringida al uso ceremonial.
Como en aquel entonces, al igual que ahora, nuestros ancestros dedicaban gran parte de su tiempo y esfuerzos a perfeccionar el arte de matarse entre sí, pronto aparecieron otras técnicas de guerra. Hay una nueva evolución armamentística con la pólvora y el mosquete, pero la presencia de caballos sigue siendo imprescindible tanto en la unidad de caballería como en el transporte y las comunicaciones.
Fue el uso de los caballos una de las ventajas tácticas de las que se sirvieron los conquistadores españoles para vencer a los pueblos recién “descubiertos”. Pero los amerindios aprenderían rápidamente a utilizar a estos animales en su provecho. El ejemplo más significativo lo tenemos en los pueblos indígenas de Norteamérica, que un par de siglos más tarde convertirían su maestría a caballo como una de sus armas más potentes contra el ejército estadounidense.
Si nos fijamos en las representaciones artísticas de los grandes “líderes bélicos” de la humanidad, todos ellos han sido esculpidos, pintados o grabados en retratos ecuestres, dejando constancia de la importancia que estos animales han tenido en sus gobiernos y victorias.
Ilustración 6 Estatua Ecuestre. Fuente Pixabay |
Aún en los inicios del siglo XX, los caballos y la caballería, seguían teniendo presencia en los ejércitos. La Primera Guerra Mundial marcaría un antes y un después en el uso de la caballería. La aparición de armas mucho más mortíferas como las ametralladoras, relegó a los animales a un segundo plano, pero todos los ejércitos los utilizaron aún durante éste conflicto.
Fueron apoyo logístico ya que podían desplazarse y trasladar objetos con mayor precisión que los vehículos en los terrenos irregulares o embarrados. También fueron usados como avanzadilla para el reconocimiento de terreno y como mensajeros acompañados por su jinete. Su relevancia fue tal, que para los ejércitos era más doloroso perder un caballo que un soldado humano.
Como es sabido, las condiciones tanto para humanos como para animales fueron penosas. Los animales como sus acompañantes morían ametrallados, sufrían enfermedades o padecían el gas venenoso utilizado por los ejércitos. Por supuesto, muchos murieron en el frente, y otros tantos fueron atendidos en hospitales veterinarios.
Su importancia en la primera gran guerra del siglo XX fue recogida por muchos autores en la literatura.
La referencia más famosa de los últimos tiempos a éste cuerpo animal de combate es la película de Steven Spielberg “Caballo de Guerra”. Película que por cierto se basa en la novela homónima del inglés Michael Morpurgo publicada en 1982.
Ilustración 7 Británicos durante la Primera Guerra Mundial. Fuente Archives of The Netherlands |
Pero no creáis que la Primera Guerra Mundial fue la última aparición de la caballería durante un conflicto bélico. Ya en la Segunda Gran Guerra el ejército polaco intentó hacer frente a la invasión alemana de 1939 con ellos.
Los polacos, recurrieron a la caballería debido al escaso equipamiento con el que contaban, pero por desgracia, para hombres y caballos, no tuvieron nada que hacer frente a los carros blindados.
No obstante, que sepáis que llegaron a ganar una batalla, rechazando a la infantería alemana en Mokra, durante la batalla de Krojanty, el primer día de la Guerra.
Ilustración 8 Caballos tirando de una camilla con herido durante la 2ª Gª Mundial. Fuente: Military Museum of Finland |
Los leales, decididos y valientes caballos, siguieron sirviendo como soldados de retaguardia durante todo el siglo XX, y su inestimable ayuda les sirvió incluso para ser condecorados como héroes de guerra, pero de eso hablaremos otro día, que hoy ya me he extendido más de la cuenta.
¡Feliz semana!