Alguno pensará que gracias a su carácter independiente los gatos habrán podido librarse de ser reclutados como soldados en las guerras humanas, pero nada más lejos de la realidad.
Los felinos han sido utilizados a lo largo de toda su historia para librar nuestras batallas contra las plagas de roedores que hacían peligrar las reservas alimenticias. Es precisamente éste hecho el que convirtió a los gatos en unos contumaces marineros, que surcaron las aguas en las naves de todos los ejércitos desde la antigüedad.
Además de marinos mercantes, los gatos han sido los protagonistas indirectos de algunas curiosas batallas:
Una de ellas se desarrolló en Pelusium en el s. VI a.C. y enfrentó a persas y egipcios.
En Pelusio, los egipcios veneraban a la diosa felina Bastet y por supuesto los gatos como sus representantes en la tierra, eran sagrados. Con esta adoración en mente el general Cambises que comandaba los ejércitos persas ideó una estrategia que haría rendirse a la ciudad: Ordenó a los soldados capturar gatos y lanzarlos como proyectiles contra las murallas.
Cuenta la leyenda que sus habitantes, al ver el riesgo que corrían sus adorados mininos, optaron por rendirse para salvarlos.
Aunque la leyenda contada así es bonita, no está de más recordar que además de querer velar por la integridad de sus gatos, los egipcios probablemente se sintieron abandonados por Bastet y por ese motivo al sentirse desprotegidos no presentaron resistencia a los persas.
La historia de la divinidad felina se repetiría mucho tiempo después, concretamente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los ingleses utilizaron a los gatos para que los birmanos se posicionaran a su favor y no de parte de sus prácticamente vecinos, los nipones.
Ilustración 14 Un soldado británico con el gato mascota de su regimiento en las trincheras durante la 1ª Gª Mundial. Fuente Imperial War Museum |
Sucedió que en 1942 los ingleses necesitaban tener a Birmania como aliada durante la Guerra del Pacífico. Esto era así por el emplazamiento estratégico de éste país de cara a abastecer y reponer tropas y ejércitos.
Sin embargo, los birmanos, en aquel entonces neutrales, temían sufrir represiones por parte del ejército japonés si permitían a los británicos establecer una base dentro de sus fronteras.
Entonces los ingleses, sabedores de que el gato blanco era considerado un augurio de buena suerte, comenzaron a pintar este animal en los aviones, los coches, carteles, uniformes e incluso llevaron algunos como mascota a sus bases aéreas.
Cuando la población local, asoció al gato blanco con el ejército aliado, interpretó que los dioses estaban de parte de estos últimos en aquella guerra, por lo que comenzaron a colaborar con los ingleses. ¿No es maravilloso? :)
Otra increíble historia felina, se desarrolló en plena Guerra Fría cuando en 1961 la CIA creyó haber descubierto al espía perfecto y puso en marcha la Operación Gatito Acústico (Acoustic Kitty).
Ilustración 15 Gato "Convoy" mascota del HMS HERMIONE en Gibraltar en 1941. Fuente: Imperial War Museum |
Parece ser que la idea surge cuando uno de los mandos observó como en algunos encuentros llevados a cabo en Asia, la presencia de gatos en las zonas de reunión pasaba totalmente desapercibida para los mandos, con lo que rápidamente dedujo, que infiltrar gatos con micrófonos en las zonas soviéticas permitiría escuchar las conversaciones que se desarrollasen en su presencia.
Con esa idea en mente, se invirtieron unos 15 millones de dólares en cirugías que implantaron baterías, micrófonos y antenas en los prototipos felinos que debían ser utilizados en la operación.
Tras varios infructuosos intentos, por la manía de los gatos de hacer lo que les da la santísima gana, cancelaron el proyecto en 1967 después de que fuese atropellado uno de los costosísimos gatos-espía entrenados y otros tantos se negasen a obedecer las órdenes del Pentágono.
Un gato desobediente, ¿Quién podría pensarlo?
Estas son algunas de mis anécdotas preferidas de los gatos en tiempos de guerra, pero no todo fue coser y cantar para ellos, por supuesto muchos “sirvieron” como controladores oficiales de plagas en trincheras y barcos como atestiguan gran parte de los archivos fotográficos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y por supuesto fallecieron en igual número que los soldados junto a los que combatían.
La semana que viene dejaremos atrás las anécdotas felinas para hablar de las otrora heroínas de guerra y hoy defenestradas palomas. ¡Hasta entonces!