Pues nosotros aquí seguimos pico
pala intentando de la mano de la genial Vanessa M. ( Verdandi (@Ipathia_)
recordaros en qué consiste realmente adquirir un cachorro con un criador
profesional y todo el coste, emocional y económico, que a estos les supone
sacara adelante cada camada:
YWC: Retomamos ¿Qué tipo de
compradores tenías?
V.:
De todo tipo. No había un perfil socio-económico definido, si es lo que
preguntas. Desde gente con trabajos humildes a personalidades de la prensa rosa
o de la nobleza.
YWC: ¿Cómo los vendías y/o
cómo/dónde te publicitabas?
V:
Revistas especializadas, anuncios en prensa. Jamás con intermediarios o en
tiendas.
Imagen de Pixabay |
YWC: ¿Tus compradores tenían que
cumplir algún tipo de requisito?
V:
Sí, claro. Nunca entregábamos un animal en la primera visita. Nos gustaba que
se fueran a casa y se lo repensaran. E incluso vieran a otros criadores. Cuanta
más información recibieran y tomaran la decisión desde la reflexión, y no el
impulso, mejor.
YWC: ¿Descartaste alguna vez a
algún comprador?
V:
Varias veces. No te negaré que alguna vez nos equivocamos, y aunque sean
ocasiones minoritarias en comparación con los aciertos, a mí es algo que me
acompañará siempre. Recuerdo claramente a esas familias que resultaron
decepcionantes y cuyo principal perjudicado fue el cachorrito de turno. Lo
lamento profundamente, ojalá pudiera echar el tiempo atrás y no haberles dejado
llevarse a ese animal. Sobre todo hay un caso, uno en particular, en el que a
mí no me cayeron nada bien, me dieron muy mala espina, pero venían recomendados
y teníamos conocidos en común y acabé cediendo, pese al pálpito negativo. El
perro murió en menos de 24 horas de llevárselo, y lo tengo atravesadísimo en la
memoria (y muy presente en mi culpabilidad).
¿Cómo se formalizaba la venta?
YWC: ¿Qué tipo de garantías tenía
el comprador que te adquiría a ti un animal?
V:
Todas las legales, para empezar: al contar con afijo y CIF, si su animal estaba
enfermo (no sucedió jamás), hubieran podido denunciarnos por estafa, o si ese
cachorro de X raza, a medida crecía, resultaba ser algo totalmente distinto,
también. La relación que se creaba se volvía muy íntima, y era frecuente
mantener el contacto durante mucho tiempo y
vernos de vez en cuando, recibir fotos del animal con su nueva familia.
YWC: Y desde el punto de vista del
que lo compraba, ¿Qué tipo de garantías tenía que darte a ti el comprador?
V:
La de esterilizar o castrar, como he dicho, si el animal iba para compañía.
Informarnos a nosotros en caso de no poder seguir haciéndose cargo de él. De
constar que lo regalaban o revendían sin nuestro conocimiento, en el contrato
se indicaba que podíamos reclamarlo legalmente (era una “cesión”, algo que
también es frecuente ahora que practiquen las protectoras).
YWC: Cambiando un poco de tercio, ¿Qué
tipo de instalaciones tenías (requisitos, tamaño, infraestructura, costes)?
V:
Casa. No había instalaciones ni jaulas ni infraestructuras especiales. Una casa
particular con jardín como tantas otras. Ese era otro de los motivos para no
acumular camadas. Las madres recién paridas necesitan tranquilidad, y espacios
cálidos y confortables, que en nuestro caso eran nuestros propios dormitorios,
donde la camada se mantenía segura y tranquila, lejos del alboroto natural de
una vivienda.
YWC: ¿Y permisos?, ¿Necesitabas
algún permiso especial?
V:
El del núcleo zoológico.
YWC: ¿Hay algún tipo de control
institucional? y si lo hay ¿quién lo realiza?
V:
En teoría, SEPRONA y las consejerías de Medio Ambiente.
YWC: Una duda que me dejé atrás
cuando te pregunté por la dedicación, ¿Cuáles eran las tareas diarias en el
criadero?
V:
La limpieza era obligatoria 7/365. No había domingos de descanso, máxime
teniendo en cuenta que era el mismo espacio donde convivíamos personas. La
limpieza era un deber diario.
YWC: ¿El criadero estaba a tu cargo
en exclusiva o había más personas encargadas de las distintas tareas?
V:
Al ser entorno familiar, todos participaban en mayor o menor medida, pero
quienes nos encargábamos de los cuidados diarios, visitas al veterinario,
exposiciones, etcétera, éramos mi hermana y yo.
YWC: Y si se trataba de una
afición, ¿Por qué lo dejaste?
V:
Varias razones, las tres principales:
1. Hartazgo. Insisto en que exige mucha dedicación, y esas malas experiencias que comentábamos, por poquitas que sean, dejan marca.
2. La lasitud de las leyes y cuerpos del Estado en acabar con el intrusismo y las malas prácticas en la compra-venta de animales. Es desolador, y doloroso. Eres David contra Goliat, y resulta imposible, sin ayuda, luchar contra los centenares de anuncios que regalan o venden cachorros supuestamente de raza sin control alguno, sin garantías, y por cuatro duros. Para muestra un botón: https://twitter.com/SrtaCaballero_/status/1071776813045698560
3.
Dinero. De verdad, ser criador honrado no es nada rentable, al contrario de lo
que pudiera parecer. Es una ruina.
Espero que lo de la ruina, lo hayan leído los infelices que cuentan con hacerse millonarios a costa de su perro… En fin…
Imagen de Pixabay |
Espero que lo de la ruina, lo hayan leído los infelices que cuentan con hacerse millonarios a costa de su perro… En fin…
La
semana que viene continuamos y os contamos, desde el punto de vista de un
criador, cuáles son los aspectos mejorables en la compra/venta responsable de
animales.