Ir al contenido principal

Manolito III, El indultado

A veces, las historias de amor surgen en el lugar menos pensado. 

Esta es la historia de Manolito, el pavo que estaba condenado a la cazuela y acabó reinando en el gallinero y en el corazón de mi padre.

Manolito fue el tercero de los tres pavos que mi padre se trajo hace un par de años con la aviesa intención de que coronasen la cena familiar de Nochebuena. No sabemos por qué le dió por ahí, ni cómo se le ocurrió la idea de innovar en materia culinaria, pero lo cierto es que el verano de 2019 se hizo con unas crías de pavo. Aquel plan sin fisuras, no tuvo sin embargo, un inicio muy halagüeño. Nosotros por entonces no lo sabíamos, pero los pavos son criaturas enigmáticas en aspecto y delicadas en su cuidado y los dos primeros pollos fallecieron en extrañas circunstancias. Aquello no hizo a mi padre desistir, él, que como buen gijonés es más terco que una mulina torda,  no estaba dispuesto a renunciar a su cena de acción de gracias con tanta facilidad, así que ni corto ni perezoso regresó al mismo criadero del que había sacado a sus dos primeras víctimas y se trajo al que pronto sería conocido como Manolito III, El indultado.


Manolito demostró desde bien temprano que era un animalillo díscolo. Como el resto del gallinero no vió con buenos ojos su advenimiento, no era bien recibido en el corral, por lo que el pavito, se negaba diariamente a entrar en el gallinero al anochecer. Se escapaba con frecuencia y no tenía más afición que subirse en lo alto del muro para que todos los paseantes lo fotografiasen. Esa vocación de influencer no ha cambiado con el paso de los años y aunque bastante más gordo que de pollo, e infinitamente más torpe, ahora se pasea al otro lado de la portilla, para que todo el que pasa pueda admirar su envergadura y su enorme papada.

Manolito el pollo, se escapaba de la huerta día sí, día también, y mi padre que pasó ganas de estrangularlo en incontables ocasiones, se acabó encariñando con el animal y sus ansias de libertad. Al final desistió en su empeño de marcarle las horas y decidió dejarlo hacer lo que quisiera. Pronto nos dimos cuenta que Manolito tenía alma de perro guardián y desde entonces es el amo y señor de la huerta. 

Desde hace tres años acompaña diariamente a mi padre en sus quehaceres. Siembra patatas, recoge huevos, siega la pación y sobre todo vigila que no entren extraños en sus dominios. Con su inconfundible glo-glo-glo advierte a todo aquel que no es mi padre, que está adentrándose en territorio hostil. Solo acude presto y veloz a la llamada de Carmina que diariamente le lleva pan.

Manolito tampoco es agresivo. Te increpa cuando te acercas y se ofende cuando el perro le ladra, pero se limita a intentar desplazarte acercándose a ti hinchando las plumas a todo lo que le da el cuerpo. Yo le acaricio el plumaje y él se ofende, pero se deja hacer, tiene unas plumas suaves y coloristas y una cabeza extrañamente gomosa al tacto. Es un animal singular el pavo, con su cuerpo amplio y su cabeza ridículamente pequeña y de color azul coronada por ese extraño apéndice nasal de color rojo que se une a la papada. 

En el momento en el que lo bautizamos supimos que sus días iban a ser más largos de lo que originalmente estaba previsto y creo que es más fácil que nos comamos la valla en la que el bicho se encaloma a que finalmente Manolito acabe en un plato rodeado de patatas. Por eso y porque mi padre lo adora como si fuera un hijo, tenía que dedicarle estas cortas líneas a Manolito, el pavo rebelde con causa, que superó su destino y acabó siendo indultado.

Manolito hoy


YWC


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los osos del parque San Francisco: Petra y Perico

La verdad es que esta entrada bien podría haberla titulado cómo hemos cambiado , pero mejor, yo os cuento quiénes eran Petra y Perico, y ya vosotros si eso sacáis vuestras propias conclusiones. Básicamente para todos los que no somos de Oviedo, y probablemente para gran parte de los ovetenses nacidos a partir de 1976, Petra y Perico, son tan solo dos nombres anacrónicos. Connotaciones diferentes tienen para los que rozan la cincuentena, que son quienes conocen a los osos a los que me estoy refiriendo. Para el resto, profanos todos, os cuento: Allá por la mitad del siglo pasado, para ser más precisos en su ecuador, en el año 1950 un cazador en Somiedo mató a una osa. Parece ser que la osa cayó en un lazo y según las crónicas de la época el bestia del cazador, remató al animal palos, que ya hay que ser bárbaro… La matase como lo hiciera, aquella osa tenía dos esbardos , una hembra, que pasó a denominarse Petra y un macho, que durante su corta vida se llamaría Perico. Ambos osezn

VEN A FRAGGLE ROCK

¡Ven a Fraggle Rock a conocer a Sprocket! Nuestro Niño J Seguimos con la serie “parecidos razonables perrunos” y si la semana pasada le recordábamos a los actuales seguidores de Juego de Trono la existencia de nuestros Huargos particulares, Furia y Colmillo, esta queremos apelar a la nostalgia de la generación EGB presentándoos a nuestro Sprocket, el maravilloso Niño. Supongo que a los Millennials tanto EGB como Fraggle Rock os suene tanto a arameo como a la generación de mis padres el nombre de ElRubius o Yellow Mellow… No importa queridos, lo esencial vais a captarlo en un momento, seguid leyendo J . Fraggle Rock, fue una serie infantil protagonizada por muñecos de felpa que nos deleitó a los treintañeros y cuarentones que fuimos niños en los ochenta. Su musiquilla pegadiza y sus vidas despreocupadas, hacen que formen parte de la nostalgia de lo que en España se ha venido a llamar la Generación EGB.   Los Fraggle junto con el Espinete de Barrio Sésamo, forman parte de nuest

PELIGRO: ¡PULGAS!

Siguiendo con el tema pulgas. Hemos planteado la importancia de la prevención para evitar males mayores, pero a veces aún con todo nuestro cuidado tenemos que enfrentarnos a este ejército del averno. Si por desgracia tienes la mala suerte de enfrentarte a una infestación de pulgas en casa, no dudes en leer esta entrada. Por descuido, mala suerte o una broma del destino, he tenido que enfrentarme en dos ocasiones a la infestación por pulgas, y he de decir que pese a su tamaño no son un enemigo pequeño. Las dos ocasiones, creemos que el foco de infección vino de dos rutas por el monte, como un caballo de Troya cualquiera introdujimos al enemigo en casa. Y ¿qué hacer cuando ya están dentro? Lo cierto es que tras probar con múltiples remedios caseros como fregar con vinagre (toda la casa parecía una enorme ensalada) o esencia de lavanda (parecía que vivíamos en un ambientador de coche), lamento comunicaros que ninguno de estos remedios nos funcionó y tuvimos que destinar todos nuest