Imagina que los dolores de
huesos te impidieran dormir bien, que la artrosis y la artritis hiciesen que en
las articulaciones notases agudos pinchazos como si te clavasen agujas de
tejer. Ahora piensa que vives en un lugar donde la lluvia es el pan nuestro de
cada día. Y que el reuma se ha adentrado en tus músculos y te atenaza haciendo
que cada movimiento sea un tormento. No sabes qué día es, porque no tienes
reloj ni calendario, pero has aprendido que tras el calor llegarán las lluvias.
Sabes que los días se tornarán grises y que el ansiado sol que calentaba tu
cuerpo se irá dejándote aún más solo.
Imagina que ya es invierno y
hace frío y que no tienes nada para cobijarte. Estás helado y cansado, y no
tienes más lecho que un suelo de cemento. Te gustaría moverte para entrar en
calor, los dolores te taladran huesos y articulaciones pero aún así lo
intentarías para poder volver en ti. Para poder recuperar la sensibilidad en
las extremidades que el frío ha anestesiado. Te levantas con gran esfuerzo,
casi el mismo que necesitas para tumbarte. Intentarías caminar, buscar otro
lugar más cálido, pero no puedes. Ni siquiera tienes lugar al que huir. Estás
encerrado en un recinto de 4 metros, y lo único que puedes intentar hacer es
acurrucarte y esperar. Esperar a que pase el mal tiempo. Pero el invierno es
largo. Es un combatiente duro. Un enemigo a temer. Ejércitos enteros han
claudicado ante el invierno. Pero tú no lo sabes claro, porque solo eres un
perro. Ni siquiera eres un soldado, tan solo un animal al que alguien desahució.
Nadie se preocupa por ti, nadie te echa de menos. A nadie le importa que seas
un anciano encarcelado condenado a vivir los últimos días de tu vida en un
infierno helado.
Me figuro que será así como se sienten muchos de los perros del albergue. Animales que en muchos casos han conocido una casa y que por carambolas del destino acaban sus días en una jaula. Muchos de ellos han tenido una familia y por eso sus ojos emanan tanta tristeza. Alguien en un momento dado decidió que ya no eran válidos o que hasta ahí habían llegado. Ellos que lo hubieran dado todo por su dueño se ven de repente arrojados fuera de sus vidas. Otros no han conocido el calor del hogar y desesperanzados se resignan a una lluvia que deteriora sus cuerpos. Llevan sobre sus hombros una condena. Una pena injusta porque nunca hicieron nada, ellos no son culpables de haber nacido en el lugar equivocado en un mal momento. La suerte siempre es caprichosa pero con estos animales es además esquiva.
Para evitar que los perros
ancianos de los albergues sufran las inclemencias del invierno, Amigos del
Perro tiene en marcha el Proyecto Senior.
Este proyecto consiste en buscar familias de acogida o definitivas para
aquellos animales que por su edad pueden soportar en peores condiciones la vida
en la protectora. Quiénes estén dispuestos a brindar esa última oportunidad a
los ancianos de los albergues, no tendrían por supuesto que hacerse cargo de
coste alguno, ni siquiera de los gastos veterinarios en el caso de las casas de
acogida.
Los abuelos caninos y gatunos,
son animales más dóciles que los jóvenes, su nivel de actividad es mucho más
bajo por lo que no necesitan tanto tiempo o dedicación como sus congéneres
juveniles. Son animales muy dulces que en gran parte de los casos no necesitan
ser educados. Y que cuando lo necesitan, son fácilmente moldeables porque al
contrario que los cachorros pueden identificar mejor las órdenes y no las
interpretan como un juego. Los perros
“viejos” son tranquilos. No necesitan correr, ni saltar, ni romper. Solo
necesitan una cama caliente en la que reposar y sobre todo recibir un cariño
que por algún motivo, o por ninguno, se le negó. Si normalmente los perros son
agradecidos, en el caso de los animales de edad que se ven abandonados, éste
agradecimiento se intensifica hasta extremos insospechados. Es como si
intensificaran su cariño para compensar el saldo de tiempo que les queda.
Quizás los años además de calma les hayan transmitido sabiduría y hayan
comprendido que es más inteligente vivir al día que angustiado por un futuro
desconocido. Son animales dóciles, calmados y cariñosos. Siguen siendo leales
compañeros. Los perros ancianos son ideales para quienes añoran el afecto de un
perro pero no se ven con fuerzas para educar un cachorro.
Decálogo para la adopción de
los perros ancianos:
1. Los
perros ancianos no te supondrán ningún coste si los acoges bajo el Proyecto Senior
2. Los
perros ancianos suelen estar educados y son dóciles en su educación
3. Los
perros ancianos pueden aprender cualquier cosa que quieras enseñarles
4. Los
perros ancianos son ideales para personas que añoren tener un perro pero no
quieren volver a pasar por las etapas de crecimiento
5. Los perros
ancianos son más tranquilos: su nivel de actividad es más bajo y se reducen los
enfrentamientos con otros animales
6. Los
perros ancianos son cariñosos y agradecidos como todos los perros
7. Los
perros ancianos son fieles y leales
8. Los
perros ancianos solo esperan de ti afecto y sabrán corresponderte
9. Los
perros ancianos siguen siendo perros
10. Los
perros ancianos te querrán como nadie te ha querido, ¿de verdad no vas a darles una oportunidad?
Los
trabajadores y voluntarios de los albergues hacen todo lo posible por ayudar a
los perros y gatos ancianos a sobrellevar el invierno, pero no es suficiente:
necesitan tu colaboración. El invierno ya está aquí, y los más veteranos no lo
aguantarán.
Tasa
de adopción de perros y gatos en Proyecto Senior: 0€
Se
entregan vacunados, desparasitados, esterilizados, con microchip y pasaporte
(cartilla veterinaria).