Últimamente se habla mucho de la
ansiedad por separación en los perros, especialmente en cachorros o perros
adultos con un pasado desagradable. Perros que, si se quedan solos, tumban el
edificio a golpe de ladridos, destrozan los cojines, los juguetes, el sofá (no,
no nos creemos eso de que explotó espontáneamente), su propia cama o lo que
tengan a mano. Educadores y etólogos caninos son los indicados para resolver
este tipo de problemas, así que vamos a hablar de la otra cara de la moneda. La
ansiedad por separación del humano, que nos lleva a tener un perro igualito a
una mochila de la que no nos despegamos.
Esa ansiedad se instala en tu vida de forma subrepticia, poco a poco. Buscas alojamiento para las vacaciones o viajes en donde admitan a tu perro, como es natural. Hasta aquí, vamos bien. Si te vas a pasar el día al campo, te llevas al perro. Estupendo, le gusta tanto o más que a ti. Si vas a la playa, pues depende: antes hay que comprobar si los admiten (¡cuánto nos queda que avanzar!).
Sales a tomar un algo, y como
hace buen tiempo, optas por una terraza... de paso, te llevas al perro, que vea
mundo. Y matas varios pájaros de un tiro: tomas café con los amigos o contigo
mismo, paseas al perro, paseas tú, ves escaparates, pasas tiempo con él...
Hasta aquí, seguimos yendo bien. Empieza a hacer frío, y optas por cafeterías o
similares donde tu perro sea bien recibido, porque ya que sales, mejor si te lo
llevas, por aquello de seguir matando pájaros con poco gasto.
Y aquí es donde la cosa se
complica. Dejas de ir a cafeterías donde no le puedes llevar, porque total,
tampoco te apetece tanto tomar un café, y además, así ahorras... excusas sobran
para no entrar en un bar, ¿verdad?
Entre la crisis y la prohibición
de fumar en locales de hostelería, muchos nos reunimos en casas de unos y de
otros, o en locales con patios abiertos o terrazas, así que el añadido del
perro no supone ningún cambio vital para los fumadores. ¡Ah, pero si tú no
fumas! No, pero claro, el perro... no le vas a dejar en casa solo, pobre,
también tiene que ver mundo y no todo va a ser ir al parque.
A la vuelta del paseo con el
perro, compras el pan. Vas a una panadería donde puedas entrar con el perro o,
subsidiariamente, dejarlo atado en la puerta muy cerquita y a la vista, no vaya
a ser la mala suerte. Entrar con el perro en los estancos no es problema, no
venden comida así que no hay ningún motivo para prohibirlo... ah, que tú no
fumas, es verdad.
No te paras a comprar unas
naranjas en la frutería porque no puedes entrar con el perro, y dejarlo en casa
y volver a bajar, verdaderamente, solo por las naranjas... casi que no; ya
cuando vayas a hacer la compra en serio las traes.
Hacer la compra en serio... eso
son siglos, y con los paseos perrunos ya tienes suficiente, casi mejor la
encargas por internet, como casi todo lo demás. O compras a la vuelta del
trabajo, que ahí sí que no te puedes llevar al perro (estamos atrasadísimos en
este país, mira Alemania, que muchas empresas sí lo permiten).
El trabajo... horas y horas sin
tu perro, que está solo en casa, echándote de menos. O durmiendo... está
durmiendo la mayor parte del tiempo, como tú sabes muy bien, pero, ¿y si se
despierta y te extraña y ya no se puede volver a dormir? ¿y si tiene frío? ¿o
calor? ¿le dejaste comida suficiente? ¿agua? ¿y si llaman al timbre y se
asusta? no vamos a pensar en otras cosas, como que se averíe la calefacción o
la lavadora se vuelva loca y te inunde la casa ¡el detergente es tóxico! La
lista de desastres es infinita, y puede llegar a agobiarte en serio.
Ahora, piénsalo bien: tienes
ansiedad por separación. Sí, tú. Si pasaras tanto tiempo con una misma persona
y la extrañaras tanto cuando no está contigo, estaríamos hablando de amor.
Probablemente, de amor de pareja o de madre/padre de tierno infante. Como no es
aplicable al caso (salvo que sea un cachorrito), parece que has perdido un
poquito el norte.
Párate a considerar si realmente
tu perro necesita estar contigo las 24 horas del día. Sin duda le gusta, es feliz
contigo, y tú con él, pero ¿es necesario? Si estuviéramos hablando de tu
pareja, sería excesivo, agobiante y enfermizo. Hace falta tener algo de espacio
propio, algo de libertad, para no ahogarse.
¿Crees que exagero? Pues no.
Estas cosas ocurren, simplemente. La prueba está en la gran cantidad de
sistemas desarrollados para amortiguar la angustia: cada vez más formas, ideas
o aparatos para monitorizar a tu perro desde el móvil o el ordenador del
trabajo, para que puedas verle y hablarle, incluso darle chuches a distancia:
Si has llegado a la muy meditada
conclusión de que aprecias mucho más la compañía de tu perro que la de los
humanos y no necesitas relacionarte con ellos más allá de lo imprescindible,
pues estupendo.
Pero quizás quieras plantearte
empezar a pasar ratos sin tu perro, salir por tu cuenta a tomar un café o a
comprar el pan, primero diez minutitos, luego media hora, y así... ¡Vaya! ¡si
es lo mismo que se hace cuando el perro tiene ansiedad por separación! ¿Será
que no somos tan distintos? :Þ
Kamparina