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HUBO BATALLAS QUE PERDIMOS CONTRA UN GATO… ¿Y CONTRA UN PERRO? FINAL ROUND

Homenaje (plagio J) al caso de Mia y Pedro publicado en el Blog de Animales y Cía en el diario El País. Diario de un Gatuno Primerizo: La quiniela de Mia.

Llevamos dos semanas proclamando a los cuatro vientos todas esas cotidianeidades que sobresalen en nuestra convivencia humano-canina. Esos pequeños momentos de rebeldía que todo chucho tiene y ante los que cedemos más de lo que jamás hubiésemos creído que cederíamos…
Hoy con esta última entrega, damos por cerrada la trilogía y nuestra Quiniela personal.

María y Javi versus Nanda. Final Round

  1. No hacer el Drama Queen por nimiedades (Nanda gana por cansina)
A Drama Queen a mí perra solo la gana la gata encerrada en el trasportín… Nanda lloriquea por todo… No ladra, y sus ganas de ladrar las subyuga lloriqueando por lo bajini… ¿Que tú entras en algún local y ella se queda con un tercero? Pues a lloriquear como si no hubiese mañana; ¿Que ve a lo lejos a alguien a quien conoce? Pues Nanda llora. Llora para evitar que alguna persona en diez kilómetros a la redonda no se de cuenta de que ella conoce a ese humano que viene por la calle de enfrente… ¿Que ve un perro que le gusta? Pues efectivamente, Nanda llora. Da igual que esté suelta, no os vayáis a creer que llora porque está atada y no puede ir al encuentro, no, Nanda llora, por defecto, es su forma de comunicar muchas situaciones, sustituyendo al ladrido. Pero sobre todo Nanda llora cuando te ve ir al baño… Sí, su momento dramático álgido, lo encuentra cuando entras en el baño de una casa que no es la tuya… Yo no sé cuál es la extraña relación de ideas que mi perra hace entre un baño ajeno y la fuga de Alcatraz, pero parece tener clarísimo que si utilizas un retrete que no es el tuyo alguien puede intentar secuestrarte arrastrándote a través de las tuberías…


  1. Comportarse como un perro bueno cuando viaja (María y Javi ganan de milagro)
Nanda viajar, lo que se dice viajar, viaja bien. El problema son las llegadas. Ella como esos pasajeros que aplauden al comandante en los aterrizajes de los aviones, tiene su propio ritual de celebración para las llegadas a destino. En cuanto la velocidad del coche baja de 80km/h, ella comienza a cantar en su idioma, Ahoum, Ahoum… La disminución drástica de la velocidad de movimiento es la señal mediante la cual Nanda interpreta que hemos llegado a donde íbamos… En líneas generales no es problemático, pero le cuesta entender incidencias del tráfico como atascos o accidentes… ¿Nos hemos parado no? ¿Pues a qué estáis esperando para bajarnos?



  1. Ser un perro sociable (Nanda impone su criterio)
El día que salió de Pajomal, el 24 de diciembre de 2011 para ser exactos, Nanda decidió que ya había visto suficientes perros para el resto de sus días y desde entonces su círculo de amistades es más bien escaso y selecto… Sin embargo, en una solidaria y curiosa forma de entender las relaciones caninas, Nanda tolera perfectamente que los perros de Serín compartan con ella espacios reducidos como su fantástico maletero. No tiene problema en que alguien resida en su casa un par de días, compartirá su comida y su agua con el visitante ocasional, pero ¡Ay de aquel que en el parque se acerque a olerle el trasero sin haber sido previamente invitado a hacerlo!



  1. No colapsarse cuando hay jolgorio  (La pirotecnia, tristemente nos gana a todos)
Pues sí… A Nanda, como a la mayor parte de los perros que conozco, cualquier atisbo de celebración le hace temerse lo peor: en cualquier momento aparecerá la temida pirotecnia. Ese pánico ha conseguido que se anticipe y su adrenalina se dispare en cuanto ve reuniones de gente en la calle. Da igual que sean un grupo de turistas, ella automáticamente piensa que se va a desatar la Tercera Guerra Mundial…
Hay alarmas que hemos conseguido desactivar a base de ignorar sus intentos fallidos de salir corriendo. Hemos conseguido que tolere el fútbol y los silbatos por la tele, que pase por determinadas zonas o rincones que relaciona con las fiestas patronales, que pasee tranquilamente entre adolescentes sin entrar en modo pánico frente a un potencial petardo que haría que el corazón se saliese por la boca.
Todo eso lo hemos superado, pero hay otras muchas circunstancias que no conseguimos dominar. Detonaciones espontáneas surgidas en medio de la nada y sin un contexto que nos ayude a identificarlas, dejan totalmente desconcertada a mi perra y la vuelven vacilante en lugares que hasta entonces ella consideraba seguros…
No tengo nada que hacer contra ello, eso sí que es por desgracia una batalla perdida. Sé cuando son las fiestas de mi pueblo, y las de la comarca. Conozco las fechas y los lugares clave a evitar en carnaval, semana santa, navidad, año nuevo, y cualquier otra fiesta de guardar… Pero no puedo prever cuando marcará un gol algún cretino, o cuando un infante inocente lanzará a nuestros pies un restallón… No sé cuándo algún petardo lanzará un ídem, así porque sí, por el simple y cuestionable placer de meter ruido… Lo siento querida mía… No puedo ayudarte en esto… Ellos ganan, las dos perdemos…



Si habéis llegado hasta aquí, os habréis dado cuenta de que hemos ido enumerando todos y cada uno de los errores de base que cometimos al educar (o más bien no educar)  a nuestra perra. En esto, triste pero real, se asienta nuestra convivencia, en una interacción en la que cuando arreglamos una cosa, suele estropearse otra, pero así entendemos el compartir vida y espacio y vivir en compañía de otros.

Esto es lo que hay, somos habitantes de una Bichocracia, solo esperamos no ser los únicos J

Feliz Día y Recordad la idea original salió de aquí:








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