Algunas veces me enfrento a comentarios sobre mi interés por los animales de compañía y su bienestar, por decirlo suavemente, impertinentes. Demasiada gente parece creerse capacitada para elegir mis causas y orientar mis intereses, por lo general gente que no tiene ningún interés en ninguna causa.
El tono de mi respuesta suele adecuarse al nivel de impertinencia del comentario, pero a veces me lo ponen tan a huevo que no puedo resistir la tentación, y me zambullo de cabeza. Hace unos días; tras oír pacientemente durante minutos que se me hicieron larguísimos opiniones sobre los emigrantes, "esos que vienen a quitarnos el trabajo viviendo de la asistencia social", o eso entendí yo, quizás no era exactamente así... y sobre los vagos, y sobre esto y aquello, para llegar finalmente a los que se preocupan tanto de los animales, habiendo tantos niños y tantos enfermos y tantos parados, y cuando ya se me estaba acabando la paciencia, saltó la frase clave: "y es que hacéis muy bien en ocuparos de los animalinos, pero uno tiene primero que mirar por los suyos..."
Lo dicho, no pude resistir la tentación, y puse fin a la conversación diciendo "precisamente, y yo como soy una perra, miro por los míos." Alto y claro.
Kamparina