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RUBIA


Rubia es uno de esos casos que sabes que cuando difundes, recibirá miles de “Me gustas”, “Pobrecita, ayúdenla” y “Difundos”, pero que hablando en plata, lo tiene muy jodido para encontrar un hogar. Perdonad la mala baba ya desde el primer párrafo, pero la frustración a veces desespera. Sé que quienes comparten (más bien compartimos) las historias penosas que diariamente y por desgracia, se publican desde las distintas protectoras, lo hacen (hacemos, insisto, yo también estoy en las redes sociales) con la mejor de las intenciones, pero la impotencia te hace soltar a veces dentelladas a quien no debes, en este caso ese quien somos/son /sois los difusores. Para que me entendáis, mirad la foto de Rubia:


Seamos realistas ¿Cuántas posibilidades reales creéis que tiene de encontrar un hogar en un mundo, el de los humanos, que prima por encima de todo la estética?... ¿Pocas verdad?

¿Sabéis? En realidad, probablemente la única opción de Rubia, es que esta información llegue a una persona no solo concienciada sino involucrada en la protección animal. Sus cartas, son las de los voluntarios, los nuestros o los de otros lares, los únicos que acostumbrados a las injusticias caninas son capaces de ver a los animales que otros se empeñan en cubrir con una injusta capa de invisibilidad.

A esos les estoy dirigiendo hoy este escrito. - Hola compañeros de fatigas, ¿Cómo estáis?, Desbordados, ¿no?, ya lo suponía, de todas formas si tenéis un minutín, mirad quería presentaros a Rubia:

Rubia es una perra mestiza de caza, de tamaño mediano y unos cinco años de edad. Sería el prototipo de los perros que pueblan los albergues de España si no fuese por una particularidad: cuando llegó a nosotros, estaba gravemente herida. Tenía en la cabeza profundas mordeduras que como no habían sido correctamente curadas habían desembocado en una necrosis del tejido.

Podría “deleitaros” con las fotos del “Antes” pero para qué. Si tenéis mucha curiosidad, teclead simplemente Rubia Amigos del Perro, y podréis ver su evolución en nuestra web…

Debido a la gravedad de sus heridas Rubia necesitó tres cirugías, y aunque los maravillosos veterinarios de BTastur se volcaron con ella y consiguieron salvarle la vida, no pudieron revertir el impacto estético de las cicatrices.

El resultado es el que veis, Rubia tiene ostensibles marcas de su pasado en la cabeza, donde continúa teniendo calvas pese a los injertos y en las que su carne rosada es visible. Perdió en la batalla una oreja aunque no la más importante capacidad de oír. Pese a sus experiencias previas, Rubia no es una perra miedosa ni con humanos ni con animales, aunque siguen sin gustarle los gritos o los gestos bruscos.

Rubia, solo necesita a alguien que sea capaz de ver más allá de su apariencia, por eso me remito a ti, compañero voluntario, creo que serás el único capaz de entender de lo que te hablo cuando te digo que me corroe la rabia al ver que una perra estupenda está quedando bloqueada en los prejuicios.

Rubia no necesita compasión, no necesita ser bella, eso son frivolidades humanas. Necesita querer y que la quieran, y yo necesito encontrarte a ti para que corras por fin a su encuentro.





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