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¿TE GUSTAN LOS GATOS?

A mí sí. Soy una de esas personas a las que preguntarles si le gustan más los gatos o los perros vuelve a situarlos en aquella diatriba de la infancia en la que  algún adulto insistía en que se posicionasen a favor de “papá o mamá”. ¿Recordáis aquella pregunta? ¿A quién quieres más? Y por qué hay que querer a uno más que a otro, con lo bonito que es el amor… En fin a lo que iba que soy de dispersión fácil…

Decía que a mí me gustan los gatos. Tienen además los felinos la capacidad de subyugarme. Acabo creyéndome el papel de “sierva” que me asignan y suelo acceder a sus peticiones con demasiada facilidad, “sus deseos son órdenes”, que decía aquel, pero he de reconocer que como “perrófila”·, que también soy, suelo derretirme por los gatos-perrunos, ya sabéis esos que son pegajosos hasta la saciedad, a los que llamas y acuden raudos y veloces y que están dispuestos a ceder, un mínimo de independencia para compartir con sus dueños. 

Adoro a esos gatos y por eso me enamoré de Jose y de García nada más verlos. 



García es un precioso gato siamés red point, es joven, cariñoso, tranquilo, ronroneador y más vago que la chaqueta un guardia*. Su pose preferida es la horizontal, y se presta raudo y veloz a que le rasques la barriga mientras te observa con sus preciosos ojazos azules. 



Compañero de habitáculo y de destino es José (Pepe para los amigos) un gatazo naranja, atigrado, con unos inmensos ojos verdes, frente al que no puedes agacharte, ni siquiera para tomarle una foto, porque raudo y veloz interpreta que estás ofreciéndole tu regazo para que se acomode. Jose es un gato muy cariñoso y juguetón, García un calmado ronroneador.

Jose y García, son dos gatos perfectos cuyo único delito, el que justifica que permanezcan aislados del mundo y del cariño, es haber dado positivo a inmunodeficiencia felina. Ellos como muchos otros, permanecerán en sus cárceles, porque nosotros, no somos capaces de ver más allá de un resultado.

No han desarrollado la enfermedad, no tienen ningún síntoma, ni precisan ninguna atención especial, solo son dos gatos preciosos, buenos, cariñosos, jóvenes, tranquilos y sobre todo pacientes, que no desesperan por seguir en su búsqueda inacabable de una familia.
Yo caí rendida a sus pies, y sé con certeza que cualquier otro también lo haría. Catlovers, ¿a qué estáis esperando para venir a conocerlos?




*Ojito no se me ofendan las autoridades que es una expresión popular de la cual he encontrado por internet la siguiente explicación: "Más vago que la chaqueta de un guardia ": Éste se sigue utilizando pero ha perdido el origen de su significado y no se entiende muy bien. Antiguamente, no hace tanto, en vez de 'guardia' era 'guarda', o sea, guardabosques.Cuando empieza el buen tiempo lo primero que hacía un guardabosques cuando llegaba a su zona era colgar la chaqueta en un árbol... y lo último descolgarla y marcharse, con lo que la chaqueta se pasaba todo el día colgada.



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