Esa vida tan corta que tienen nuestros peludos en comparación con la nuestra es un fraude al amor que les tenemos... también es verdad que eso nos permite querer a muchos a lo largo de nuestra vida, y si en algún momento conseguimos llegar a las amplias praderas del cielo donde nos esperan, estaremos muy bien acompañados. Pero entretanto, cada cierto tiempo hemos de enfrentarnos al dolor y a la pérdida, y muchas veces, a la tremenda decisión de darles una buena muerte o alargar una vida que ya no es más que sufrimiento.
Suponemos que vamos a vivir más que ellos, no hay garantía pero es lo más probable. Pero, si no es así... si he de morirme antes que mi perro, por favor, aseguraos de que me ve, que sabe que no le he abandonado. Que no se quede esperando a que vuelva, que no crea nunca que he incumplido mi promesa de cuidarle.
Kamparina