Siempre
desde la educación en positivo, podemos usar varios métodos para enseñar al
perro órdenes simples, como sentarse.
Mi
favorito consiste en ponerse de pie frente al perro, sujetar un premio (trozo
de salchicha, galleta, etc.) en la mano y acercarlo a la cabeza del perro, del
hocico hacia atrás, de modo que al seguirlo con la nariz se siente de forma
natural, dando la orden “siéntate”, “sit down”, o la que hayas elegido. Una vez
que se ha sentado, repite la orden, felicítale y dale el premio. Repítelo todo
varias veces, hasta que vaya relacionando la palabra con el movimiento.
Otra
opción es aprovechar que el perro se siente por sí mismo (por ejemplo, si te
quedas de pie a su lado un rato, acabará por sentarse y esperar); entonces,
repite la orden, felicítale y dale un premio.
Puedes
apoyar el entrenamiento usando un clicker; en ese caso, el clic debe sonar en el momento exacto en que el perro se sienta.
En
cualquier caso, la base fundamental es repetir, repetir y repetir, un día tras
otro. No lo canses, diez minutos cada día son suficientes, y alargarlo no
mejorará los resultados, al contrario. La idea es que tu perro relacione la
palabra, la orden, con el acto de sentarse. Algunos perros aprenderán el primer
día, otros el cuarto.
Procura
que sea un juego, es muy fácil puesto que tienes todos los “ingredientes”:
interacción con tu perro, premios, y palabras agradables. Así, a él (o ella) le
será más agradable aprender, y además, contará como “tiempo de calidad” en
vuestra relación.
Plantéate
trabajar en la educación de tu perro diez minutos cada día; cada nueva orden le
será más fácil de aprender, porque tanto él como tú vais mejorando la
comunicación.