No sabemos ni cómo ni por qué acabaste aquí (sinceramente, no quiero saberlo) pero hiciste de este lugar tu hogar, ese que nadie quiso darte.
El tiempo pasa y el destino no quiso que tuvieras una segunda oportunidad.
Cuentan quienes te conocieron hace años que eras un tipo con carácter, confianzas las justas, aunque hacia nosotros nunca tuviste un mal gesto.
Nos hemos perdido un año de tu vida pero hemos vuelto a vernos las caras, ni rastro del perrazo que dejamos.
El paso del tiempo no perdona, compañero, una mirada cansada, vacía... La misma mirada que he visto una y otra vez cuando llega la hora de partir, una mirada que es una despedida, siempre igual.
Hoy intentamos dar el último paseo, porque sabíamos que sería el último... Demasiado difícil continuar.
Dicen que la felicidad es mucho más simple de lo que pensamos los humanos, queremos creer que tú has sido feliz. Todas las noches vigilabas el sueño de tus compañeros, deambulando libre. Por las mañanas esperabas tu recompensa antes de regresar a la celda: ración de pienso mezclado con una lata. ¡Qué fácil eras de conformar!
Has vivido y te has ido como sólo los seres importantes saben hacerlo: sin hacer ruido, sin molestar.
Hoy en algún lugar aullarás a la luna, a tu Luna.
Dogs & Mountains