¿Os acordáis de Camarón, el gatín
antes conocido como Teresina? Bueno, pues nuestro último superviviente progresa
adecuadamente y como el encantador de serpientes que todo gato lleva dentro,
consigue que todo el mundo caiga rendido a su paso, incluidos sus supuestos
“enemigos” naturales.
Aquí tenéis la prueba gráfica y
audiovisual de cómo la amistad es capaz de derribar fronteras: Camarón y su
compañero canino, como dos grandes enemigos íntimos.
La convivencia entre gatos y
perros es posible, máxime si comienzan la vida juntos desde cachorros. Aunque
ya hemos hablado largo y tendido de este tema, nunca está de más recordar los
puntos principales de estas uniones interespecies:
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- Se recomienda que el sexo de los animales sea distinto, para limitar los ataques de territorialidad.
- Si uno de los dos ya tenía su domicilio fijo en el hogar, la introducción del nuevo miembro de la familia debe hacerse de forma paulatina y pausada. Asignarle a cada uno su espacio, en habitaciones separadas hará que vayan acostumbrándose a la idea poco a poco.
- Cuando los animales se junten es importante evitar los celos y nunca portar a uno de los dos en cuello para evitar jerarquizarlos.
Pero lo principal, si ya tienes
un perro o un gato y quieres introducir un nuevo miembro a tu manada es que
tengas presente en todo momento cómo es el animal con el que ya convives ¿es
dócil?, ¿es territorial? y el que vas a introducir: ¿qué tipo de carácter
tiene? ¿es compatible?
Responde a estas cuestiones con
sinceridad y tendrás la clave para saber si tus compañeros canino y felino,
serán unos buenos “enemigos íntimos”.
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