Ya está aquí la primavera, ya han llegado los petardos a todas horas. Y yo que no les tengo miedo, sino pánico, lo estoy pasando fatal. Como me pillen en la calle, no puedo pensar en nada que no sea volver a casa como sea y por la ruta más corta. Si estoy en casa, me niego en redondo a salir a la calle aunque hayan parado hace rato.
En resumen, un sinvivir. Mi humana hace filigranas para conseguir los tres paseos diarios establecidos en mi contrato, esquivando como puede los petardos. Como puede, porque no parece haber un horario establecido, hoy empezaron a la una de la tarde, otros días a las doce... no se sabe. Algún día de la semana pasada dimos el último paseo en plena noche, nosotros que siempre nos recogemos prontito porque somos la mar de formales (y porque mi humana se va a trabajar muy temprano :Þ ).
Así que estoy totalmente de acuerdo con mi colega Conde, "el orejotas", que expone lo que opinamos los peludos maravillosamente bien en esta foto, ¡gracias, Conde!