Gatos y bebés
recién llegados
Cuando
tu bebé ya haya nacido y llegue a casa, te verás otra vez agobiada por un mar
de dudas sobre cómo actuar con el gato. En mi caso, con mi hijo mayor, por
aquello de ser madre primeriza, tuve unos cuidados exquisitos para que mis
gatos no se arrimaran a sus cosas. Con el pequeño no tuve tanto cuidado. Realmente,
era más fácil que le contagiara algo su hermano mayor cuando venía del colegio
todos los días, a que le contagiaran mis gatos que nunca salían de casa y que
siempre comían comida envasada para consumo felino.
Según
fueron creciendo, los gatos iban tomando más confianza en ellos. A mi gata le
gusta “llamarles” para jugar y siempre mantiene su velocidad al nivel
suficiente para que ellos la sigan de cerca sin alcanzarla. Y todas las noches
les lleva un regalito de juguete y les canta una “nana” desde el pasillo cuando
los niños se acuestan. Es una gata muy mandona, y no les deja que la acaricien
mucho, así que les dice claramente cuándo tienen que dejarla tranquila dándoles
un cachete con la mano o haciendo como si les fuera a morder. Para quien no conoce
a los gatos, esto les asusta, porque piensan que les va a morder realmente,
pero a día de hoy, nunca les ha hecho ningún daño y ellos han aprendido que
cuando ella les dice basta, es basta. A decir verdad, mi peludita me ha ayudado
de una forma muy natural a enseñarles disciplina y respeto a mis hijos.
Mi
gato es otro cantar. Él se deja hacer y se deja acariciar y escucha
pacientemente todas las conversaciones que mis hijos mantienen con él, incluso
les contesta en el momento oportuno como si realmente estuvieran charlando. Y
esto, aunque muchos piensen que no tiene importancia, realmente sí les da una
sensación de compañerismo y de amistad con él, y ver el gesto de felicidad de
mis hijos por esa complicidad con el gato es algo que te llena el alma.
Ahora,
cuando a mis hijos les piden en el colegio que dibujen a su familia, nunca
faltan los gatos, porque son sus hermanos. Cuando mi hijo mayor tuvo miedo en
su habitación alguna vez, al día siguiente me confesó que se le pasó el miedo
al ver que los gatos estaban con él en la cama.
Dibujo de Miguel, 6 años, para Amigos del Perro:
Julia