Creo que ya he comentado cómo me fascina la historia de la
domesticación. Me llama mucho la atención cómo perros y humanos hemos
evolucionado juntos, sobre todo si tenemos en cuenta que hay miles de especies
domesticadas pero que ninguna de ellas alcanza la relación de simbiosis que
compartimos ambas especies. Y no debo ser la única que se maravilla de cómo los
perros dejaron atrás sus ancestros salvajes y decidieron seguir al hombre
porque cada cierto tiempo aparece en prensa una noticia relacionada.
Me resulta muy interesante el proceso psicológico que implicó
la domesticación, aunque todavía no sabemos exactamente cuántos años hace lo
cierto es que sí parece estar claro que fue el perro la primera especie
domesticada. Se supone que hace 100.000 años que el perro se separó del lobo,
pero “solo” tenemos constancia de restos arqueológicos de hace unos 30.000.
Aquí dejo un par de links sobre el debate de fechas:
Hay muchas teorías al respecto, la más frecuente es que los
lobos, bueno concretemos, una especie de lobos, merodeaban junto a los
asentamientos humanos atraídos por el olor de la caza, y que algunos de ellos
se aventuraron a seguirlos persiguiendo los restos que los humanos dejaban. Por
alguna razón que aún se desconoce a nuestros ancestros no les molestó su
presencia y poco a poco fueron haciéndose los unos a los otros. He leído
conjeturas acerca de si habrían sido los cachorros los que se habrían acercado
a aquellos primigenios monos pelones. Y que al ser estos inofensivos para los
humanos se les permitiese arrimarse más de lo debido.
No deja de ser llamativo que esos grupos de humanoides
permitiesen a los lobos campar cerca de sus asentamientos, sobre todo si
tenemos en cuenta lo defenestrada que ha estado durante siglos la presencia de
lobos cerca de poblados. Aunque es importante recordar que en aquel entonces,
la ganadería no estaba presente en nuestras vidas, por lo que al menos el
riesgo de ataques a los animales domésticos que tanto daño ha causado en el
imaginario colectivo no existía.
Independientemente de cómo haya sido, a través de un cachorro
intrépido, o de un adulto hambriento, lo cierto es que ese encuentro sucedió. Y
por lo que he leído los lobos domesticados desarrollaron dos funciones básicas en
nuestras primeras sociedades: la caza y la guarda. En un principio se creía que
el hecho de servir de apoyo durante la caza, hizo a los lobos ganarse su lugar
entre los humanos, aunque hoy hay científicos que opinan que más bien lo que
hizo que estos protoperros se asentasen en las sociedades arcaicas fue el
ladrido. Es decir, su capacidad de guarda y alerta.
He llegado a leer incluso que la domesticación del perro nos
dio una ventaja evolutiva frente a otros posibles competidores homínidos, que
su tenencia nos inició en el arte de la domesticación sin la cual no hubiera
sido posible el desarrollo de la ganadería. Si esto fuera cierto, le debemos
mucho a los perros.
Sea como fuere, está claro que los perros han formado parte
activa de nuestras sociedades desde los inicios de nuestra propia historia. Su
presencia e importancia en nuestras vidas quedó reflejada en las pinturas
rupestres.
Fuente: Mascotia |
Los perros llevan con nosotros desde que somos animales
sociales. Quizás no sean humanos pero está claro que han compartido con
nosotros el paso del tiempo. Quizás nuestros tatarabuelos sapiens se sintiesen
atraídos como hoy lo somos nosotros por esos animales. Tal vez hemos heredado
de ellos esa atracción hacia los perros. Esa necesidad de compartir vida y
destino. A lo mejor igual que los perros heredaron de sus ancestros lobos la
confianza en aquellos protohumanos nosotros llevemos en los genes la necesidad
de compartir nuestros días con ellos. ¿Por qué no?
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